PhoTortul 1716
“Con la 9 de Luque”
Estación Puma – V.C.Paz
Febrero 2020
Entré a la Puma con el ímpetu de un tipo audaz, dispuesto a llenar el tanque pero con apenas un ‘yaguareté’ en el bolsillo.
La Renoleta no se había detenido aún detrás de otro auto cuando lo vi.
¿Es él?!?
Sí.
Silueta inconfundible de crack, encima con la 9 en la espalda…y su apellido tatuado.
Los que vimos con ojos de niños el Mundial ’78 sabemos que la 9 era de Luque. De Leopoldo Jacinto Luque. Pero acá en la Villa…¡era del Checho Luque!!!
Me bajo y lo apuro en ‘Basic Cordoobé’:
-¿Che culiao, me limpiás el mío después ?!?
-“Dale Luisito, pero esperá que termine con el mío…me lo ‘cagaron’ todos los pájaros de Punilla”.
El DNI de este auténtico ‘Personaje de la Villa’ exagera cuando dice que se llama Sergio Adrián Luque. Con Checho alcanzaba. Y sobraba.
Dice también que es Varón. Y en eso no miente.
Es hijo de Mamá Dita (que está de gira amasando pan allá arriba) y de Papá Néstor que por suerte sigue por acá. Con Claudia y Juanjo completaban el Clan Familiar Luque.
Vive casado (no cazado) con su amada Martita (que merece un Nobel o por lo menos un Carlos por el aguante) y juntos dieron vida a Marina, Gerónimo, Samara y Martiniano.
-Acá me vine con mis papis desde la Docta a los 2 años…y me sacan solo con las patitas para adelante. Amo esta Ciudad; me dice este Carlospazonzo de pura cepa.
El Checho se escolarizó iniciando sus travesuras arriba de la tortuga gigante del Jardín Manuel Belgrano, luego pasó a primer grado (dice una vieja chusma que saltando la tapia) en la centenaria Escuela Carlos N. Paz, de guardapolvo blanco (con tierra siempre al fin del día). La Secu en mi glorioso IES (con una sola S), donde ya compartimos patio techado…y picados con pelota de medias con piedra adentro para darle peso. Lo mismo la cabeceabamos. El ‘chivo’ quedaba atornillado al blazer del uniforme para indiferencia nuestra y para nauseas de nuestras compañeritas.
Terciario en Turismo…y hasta 6 meses de abogacía que allí quedaron…en causa no resuelta.
Y ya que mencionamos una pelota:
-“El fútbol es mi gran pasión, desde pendejo, Vos lo sabés, Cabezón. Y hasta ahora no puedo vivir sin una pelota cerca. Hice todas las inferiores en el Atlético Carlos Paz y llegué a Primera”.
Gran goleador, como su tocayo del ’78, y si mal no recuerdo, tuvo un fugaz paso por ‘el rival de siempre’: el Club Sportivo Bolivar.
Estampa fina, que se ensanchó demasiado en una época brava, por suerte ahora se lo ve a pleno. La cabeza metida entre los hombros y medias bajas como el Angelito Bocanelli, pique rápido, olfato de gol… hombre letal en el área.
-“Todavia la sigo embocando, Luisito, no tanto como antes en el Poli…pero mi gol siempre está”.
En los famosos campeonatos comerciales la descosió. Rompió redes jugando para el SUPE, el CASINO, la COOPI…y luego empezó a ascender (en edad) en campeonatos +35, +40, +45… y así seguirá hasta el +80 si lo dejan. Pasó por equipos recordados como ‘Los Piratas’ (una mancha negra en su palmarés, siendo Fana de la T y habitué del Kempes) y en ‘La Vizca’.
-“El fútbol, el barrio y el cole me llenaron de amigos, Luisito…debería tirar nombres…aunque me voy a olvidar algunos…”
Cierra sus ojitos achinados, pica por el callejón del 8, y lanza un globo porque me nota adelantado:
-“La Chueca Tarquino, el Loco Aghemo, el Mono Di Carlo, el Caramelo Bazán, el Colo Vaccarone, el Negro Churki, el Negro Defi, el Alonsito, el Lalo Valle (al principio entrenador y luego compa), el Gordo Abel, el Pato Acosta, el Frichi Giacomino, Loco Fontana, Marianito Palacios, El Tanito, Champita…el Ori Callejón… el Bebe Priotto (que si no nombro me mata el viernes en el asado) …y vos, Luisito…que ahora me acuerdo que te quedé debiendo un Gin Tonic”.
Mi equipo de Futsal (ahora se dice así) se llamaba ‘Gin Tonic’, así que saquen conclusiones, y éramos rivales en ese formato en el Centro Italiano con el equipo de enanos endemoniados del Checho. En el mismo equipo de 11 y rivales en el de 5. Siempre con respeto y códigos.
Le digo que no se preocupe, que abandoné el Gin y que ahora me dedico al Branca…pero que ya prescribió la deuda.
Luego de los partidos de 4 horas seguidas en el Poli, ‘con permiso trucho’ del Negro Vizcacha, encargado municipal de las canchas, eran interminables los ‘terceros tiempos’ en la galería de ‘La Casita de mis viejos’ en Yrigoyen y Avellaneda, frente al Emir original, donde la cerveza se mezclaba con Fanta y se repetía con las anécdotas de siempre.
Y dije Emir, y me acordé de su laburo eterno: los repartos de pan.
-“La Panificadora de mi Familia se llama ‘La Leona’ en honor a mi Vieja…y mis clientes de siempre (y de hoy) son El Autoservicio del Valle, Emir, Reviens, El 13, hoteles como El Cid… Los Sauces…y la lista sigue”.
Es famosísimo ‘El Pebete del Checho’ pero lo dejo para otro posteo porque hay menores.
Familia, fútbol, amigos…y no puedo dejar de preguntarle por Los Boliches…
Allí se repite la achinada de ojos y sale en combo con su risita eterna. El Checho se ríe siempre. Es habitual que termine sus frases con una risita muy particular que debería digitalizar y compartir por acá… pero la música nos tapa:
-“Todos Luisito: Molino, Khalama, Keops, Chez Amí, Bakú, Mozart…Amadeus…y ahora…cada tanto…una escapadita ‘permitida’ a “500”. Me gusta la noche, no lo voy a negar”.
Mocazos con los fierros no podían faltar. Le fundió el auto al papi yendo al Bell Ville sin saber que, además de nafta, los coches tienen la maldita costumbre de manguear agua y aceite cada tanto. Un Gacel dado vuelta en las Altas Cumbres en complicidad con el Loco Aghemo… aquel Rastrojero del laburo que le afanaron y todavía llora…y un capítulo aparte para la ‘heladerita’ Daihatsu anaranjada, como la camiseta de Van Basten, con la que salía a repartir el pan…luego de una maratón de fútbol y boliches. Sin dormir. Otros tiempos…sin alcoholemia cero, sin Seguridad Urbana…sin Caminera.
Como será que éramos dueños de “las calles”, que Checho fue el séptimo en entrar a mi Fitito blanco X197175…y tras él…el ‘Octavo Pasajero’, el Ricki Tonarelli, al que le quedaban las patas afuera. Ocho monos en un Bolita, desde la Casa de las Oleiro hasta el centro…hasta Tobok.
Termina Checho de limpiar su parabrisas, yo vuelvo a mi auto tras la fotito al paso, me siento y lo miro pagar. Porque paga. ¿Me pagará el Ferné?!?
Está igual.
Nostalgias.
En Brazil se dice Saudade.
Me ataca un ‘DejaVu’ y lo analizo a más 3 décadas:
Lo veo en cepia al Checho, ya no en La Puma del Marcelo Cámara (otro crack con la pelota) sino en la vieja Isaura que allí funcionaba. En lugar de su auto actual veo la interminable Daihatsu naranja. Yo me noto como sentado en el Fitito blanco (ya dije la chapa) con calcos de Riff y AC/DC. A mi lado, el Colo, atrás por el espejito lo veo al Defi, al Pablito Di Benedetto, al Willy… y una de Pappo que suena en el pasacassette ‘Mecca’:
“No detenga su motor, e investigue su interior”. #Findelazita
Lo veo a Checho que me mira también. No existe wasap ni en sueños, de pedo se había inventado la Drean Commodore. Le tocó bocina, ronca por mil mojadas, típica de Fiat 600, sacó dificultosamente mi cabeza (que también hizo muchos goles) por la ventanilla…y le grito:
-Checho…¿a las 5 en los Mormones?!?
-Dale, Cabezón ¡Yo llevo la pelota!!!
Y puso primera.
Y se perdió en las calles de la Villa de 1985…un poco más trankis y lindas que las del verano 2020…pero igual de queribles.
#ElChechoLuque
#PersonajesDeLaVilla
#AmistadesDelFutbol