Por María José Villalba, de Redacción UNCiencia – [email protected]

Las cifras actuales sobre plásticos estremecen: según una publicación de Science Advances, se estima que las emisiones de residuos plásticos al medio ambiente oscilan entre 10 y 40 millones de toneladas al año y que, de mantenerse las condiciones actuales, esta cantidad podría duplicarse para 2040.

Las acciones globales en relación a esta problemática se intensificaron en los últimos años. En esta línea, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente considera la contaminación por plásticos “una crisis global” contra la cual es necesario actuar rápida y coordinadamente.

“El modo en que producimos, usamos y desechamos los plásticos contamina los ecosistemas, lo que crea riesgos para los organismos incluido el ser humano, además de impactar negativamente en el cambio climático”, declaró su directora ejecutiva, Inger Andersen, en una reunión para avanzar hacia un tratado contra la contaminación por plásticos a principios de diciembre.

Imágenes del monitoreo en Córdoba. Gentileza: equipo de investigación.

Qué son y qué se conoce sobre microplásticos en aguas dulces

Los materiales plásticos, expuestos a la radiación solar, la abrasión y al tiempo, se degradan en fragmentos cada vez más pequeños llamados microplásticos (definidos generalmente cuando son menores a 5 mm).

A este tipo de materiales se los denomina microplásticos secundarios, los cuales también incluyen la enorme cantidad de fibras sintéticas liberadas del lavado de ropa doméstica y a través de las plantas de tratamiento de aguas residuales.

Otra fuente de materiales plásticos liberados al ambiente son los denominados microplásticos primarios, los cuales fueron sintetizados en esas dimensiones para agregarse en productos comerciales, tales como los de cuidado personal (pastas dentales, exfoliantes faciales y corporales, entre otros).

La  investigación inicial sobre microplásticos, que se remonta a la década de 1970, se centró principalmente en su prevalencia  en los sistemas marinos. En los hábitats de agua dulce, en cambio, la atención sobre estas partículas es una propuesta relativamente reciente.

Primera vez en Argentina

La Red MappA (Monitoring and Analysis of Plastic Pollution in Aquatic Environments) es una iniciativa pionera en Sudamérica destinada a monitorear y analizar la presencia de microplásticos en los sistemas de agua dulce de Argentina.

Investigadoras e investigadores de la UNC y el Conicet conforman el Nodo Córdoba, un equipo científico que recolectó muestras en 11 sitios heterogéneos de la provincia y actualmente se encuentra en la fase de análisis y estudio de las mismas.

El  objetivo  del  proyecto -coordinado por María Belén Alfonso desde la universidad  Kyushu University de Japón-  es implementar  una  metodología  estandarizada que detecte la presencia, características y distribución  de  los  microplásticos en estos cuerpos de agua.

“La falta de estandarización de las metodologías utilizadas al día de hoy dificulta la comparación de los resultados obtenidos y se convierte en un obstáculo. El uso de una misma metodología proporciona una comprensión integral de la prevalencia de los microplásticos y el efecto de las variables climáticas y antropogénicas sobre su presencia, abundancia y distribución”, advierte Lidwina Bertrand, especialista en contaminación acuática y una de las integrantes del proyecto.

La importancia de detectar residuos plásticos también en ambientes de agua dulce radica en que, debido a su ubicación, estos sitios pueden actuar como vías o canales para los residuos que llegan al mar por escorrentía.

Además, el proyecto busca llenar un vacío crítico de conocimiento, no sólo para la investigación de microplásticos en ambientes de agua dulce sino también para el hemisferio sur.

“La mayoría de los estudios sobre microplásticos en ambientes de agua dulce se centraron en el hemisferio norte, dejando una ausencia significativa de datos sobre el hemisferio sur; de ahí que surge esta necesidad de comenzar por un relevamiento exhaustivo y uniforme”, explica Bertrand.

Más de 100 sitios monitoreados

MappA se encuentra actualmente en funcionamiento. El ambicioso proyecto  engloba 117 sitios localizados en 18 provincias de Argentina que abarcan 21 lagos, 25  lagos  poco  profundos, 7 embalses, 44 ríos y 20 arroyos, cubriendo la mayor parte de las  principales cuencas hidrográficas del país.

Los sitios incluidos están ubicados a lo largo del país (un área de 2,8 millones de km2), y se abarca un extenso territorio con distintos niveles de impacto humano (desde áreas urbanas hasta la Patagonia remota), y una amplia variedad de ecosistemas (subtropicales; subantárticos; selva tropical y desiertos) representados por diversos cuerpos de agua dulce.

Para Lidwina Bertrand “se trata de una oportunidad única: la diversidad de ambientes en Argentina, con sus climas y geografías tan diferentes, permite estudiar la contaminación por microplásticos en contextos ambientales muy distintos, así como identificar la influencia de variables antrópicas y climáticas sobre su distribución”, explica.

En Córdoba, el nodo que integra la investigadora tomó muestras en el dique San Roque; río Ctalamochita; río Suquía; embalse Los Molinos; dique La Quebrada; Tajamar; dique San Jerónimo; río Ceballos; río Tiu Mayu; río La Suela y río San José, intentando replicar la misma diversidad de paisajes y ambientes que a nivel nacional.

Las muestras en todo el país se recolectaron entre diciembre de 2023 y abril de 2024 y ya están en fase de análisis. En el caso particular del Nodo Córdoba están analizando muestras cordobesas y también las provenientes de más de 35 sitios de otras provincias.

La proyección del equipo de trabajo MappA para 2025 es la construcción de una base de datos de acceso público que sirva no sólo para comprender la presencia y naturaleza de los microplásticos en los sistemas de agua dulce de Argentina, sino también para contribuir al conocimiento global sobre la contaminación plástica y otorgar a las comunidades y a los gobiernos información esencial para desarrollar intervenciones.

“Son dos aspectos los más relevantes en esta iniciativa -amplía la especialista. Por un lado, la posibilidad de ofrecer datos públicos que permitan correlacionar las distintas variables analizadas y facilitar la comparación entre ambientes. Por el otro, la relevancia social que implica la creación de una red interdisciplinaria y colaborativa de investigación con el potencial de informar políticas, impulsar esfuerzos de conservación y aumentar la conciencia pública sobre estos contaminantes de preocupación emergentes”.

El conjunto de datos incluirá información básica sobre microplásticos (abundancia, forma, tamaño, color, tipos de polímeros). También abordará la influencia antropogénica (uso de la tierra, población, distancia de centros urbanos/rutas).

Por último, se tienen en cuenta variables ambientales como temperatura, precipitación, área de superficie, profundidad del agua, tiempo de residencia y flujo de agua, entre otras.

“La investigación busca promover prácticas más sustentables y sostenibles en el tiempo para proteger recursos de agua dulce, que son esenciales para la diversidad ecológica y el bienestar humano”, enfatizan desde el equipo científico.

 

Panorama ambiental
  • Las proyecciones de la comunidad científica para 2050 son que los humanos habremos fabricado unos 34 mil millones de toneladas de plástico.
  • De los 8.300 millones de toneladas de plásticos generados en los últimos años, 6.300 millones de toneladas son desechos.
  • Según la ONU, sólo se ha reciclado 9% de los casi 9.000 millones de toneladas de plástico producidos en el mundo.
  • Cada minuto se compra en el mundo un millón de botellas de plástico. En su mayoría se usan sólo una vez y durante unos minutos, mientras que en la naturaleza puede durar de 450 a 500 años hasta que se degraden.
¿Qué se puede hacer?
El plástico es un material muy útil por su resistencia y facilidad de fabricación por lo que su uso se ha hecho extensivo en el planeta, superando límites impensados. Es fundamental, entonces, tomar diferentes acciones para tratar el gravísimo problema de contaminación que genera.
Si bien se habla mucho de reciclado, en los últimos años quienes investigan la temática hacen especial hincapié en la necesidad de reducir el uso del plástico, como medida fundamental y prioritaria.
Recomendaciones
  • Evitar los plásticos de un solo uso: vasos, platos, cubiertos y recipientes de comida desechables.
  • Usar bolsas reutilizables: en lugar de bolsas de plástico, usar de tela.
  • Llevar botellas reutilizables: usar botellas de agua rellenables de acero inoxidable o vidrio.
  • Evitar los envases de plástico: comprar frutas y verduras sueltas en lugar de las que tienen envoltorios.
  • Reciclar: la mayoría de las botellas de bebidas y limpiadores líquidos son reciclables.
  • Optar por productos más duraderos.
  • Apoyar la prohibición de bolsas plásticas.

Para Lidwina Bertrand, la recomendación número uno es reducir el uso de plásticos, especialmente los de uso único o de corta duración, y no desechar basura al ambiente.

Pero la investigadora también advierte sobre acciones que son necesarias desde los gobiernos locales, quienes deben priorizar una adecuada gestión de los residuos sólidos urbanos (es decir la basura que sacamos de cada hogar) y tratar efluentes cloacales o aguas servidas , buscando reducir entre otras cosas la carga de microplásticos que puedan tener.

El proyecto

Red MappA: “Rellenando el vacío: una red integral de agua dulce para mapear los microplásticos en los gradientes ecológicos de Argentina”. (Alfonso et al., 2024.Trabajo de acceso público)

Dirección general: María Belén Alfonso. Universidad  Kyushu University (Japón).

Integrantes del Nodo Córdoba del proyecto Red MappA:

Doctora Lidwina Bertrand (recolección y análisis de muestras). Investigadora del Laboratorio de Investigaciones en Contaminación Acuática y Ecotoxicología (Licae). Centro de Investigación en Bioquímica Clínica e Inmunología (Cibici. Conicet-UNC).

Doctora Yadira Ansoar-Rodríguez (recolección y análisis de muestras). Becaria postdoctoral Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos Córdoba (Icytac. Conicet-UNC).

Guido Noé Rimondino (análisis de muestras). Investigador del Instituto de Investigaciones en Físico-Química de Córdoba (Infiqc. Conicet-UNC).

Doctora Marina Beatriz Tagliaferro (recolección de muestras). Investigadora del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic, Conicet).

Colaboración especial para recolección de muestras (Dique San Roque y Los Molinos):

Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la UNC.

Instituto Nacional del Agua (INA)

Fecha de publicación: 19 diciembre, 2021

 

Artículo publicado por UNCiencia