El crecimiento demográfico exponencial que ha tenido toda la zona lindera a las costas del lago Los Molinos, sin la planificación ambiental correspondiente, ha provocado que en apenas unos años el lago sufra un deterioro importante.
No es la primera vez que la proliferación de algas lo afecta, pero el repetido fenómeno ya lo convierte, sin dudas para los especialistas, en el embalse cordobés más degradado después del San Roque.
Las cianobacterias proliferan cuando suben las temperaturas del agua y representan un “alerta ambiental” que encienden una luz de alarma. Los Molinos es uno de los embalses más estudiados de la provincia, con un diagnóstico claro, pero que sigue esperando acciones de remediación.
Rocío Luz Fernández, ingeniera civil cordobesa e investigadora del Conicet que lleva años trabajando en saneamiento de lagos en varios países, advirtió que, si no median planes de saneamiento, en el corto plazo Los Molinos se convertirá en un nuevo San Roque. Fernández ha investigado ambos embalses y no duda que son los más degradados de Córdoba.
En una escala que mide en cuatro niveles la contaminación por ingreso de fósforo (uno de los nutrientes clave), Los Molinos está hoy a un paso de ingresar a la etapa más grave. Cuando entró en operación, en 1956, se encontraba en el nivel ideal: oligotrófico. Luego pasó al mesotrófico, y en 2002, tras medio siglo, comenzó un período ligeramente eutrófico, para convertirse luego en un lago ya eutroficado (de envejecimiento avanzado), detalló Fernández.
Hipertrófico es el último estadio, en el extremo de la lista. “Puede haber un embalse eutrófico, pero con picos hipertróficos que son los que te generan problemas, como la gran floración de algas a principios de este año en el San Roque”, apuntó.
Hace casi 30 años se aprobó una ley que creaba el comité de cuenca regional, pero nunca se reglamentó. Una historia similar cuenta el San Roque: en eso también van en paralelo.