A pesar de las dificultades que desde un principio implicó para el Refugio Nocturno Cura Brochero el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio decretado por el presidente Alberto Fernández debido a la pandemia por coronavirus en el aspecto organizativo, la institución de Villa Carlos Paz, se encuentra funcionando con normalidad.
Desde que se estableció la cuarentena nacional y después de organizar el desborde inicial que tuvo, el refugio alberga a 19 personas en situación de calle que conviven las 24 hs, siendo asistidas por personal de la municipalidad y una voluntaria de dicha asociación, cuya edad no corresponde a los grupos sociales de riesgo.
“Cuando supimos lo del aislamiento obligatorio, los voluntarios que normalmente cocinan y ayudan en el Refugio, -la mayoría mujeres de la tercera edad-, y otra que presentó certificado médico, ya no podían colaborar con nuestra asociación, por lo cual, lamentablemente, desde la Comisión Directiva tuvimos que anunciar que cerraríamos las puertas”, explicó Marita Pedroche, miembro de la Asociación Civil a Carlos Paz Vivo!
Luego, continuó: “Nuestra situación era entendible, ¿cómo íbamos a hacer frente a nuestra tarea sin voluntarios? De allí que, tras conocerse la noticia, tuvimos una reunión con la gente de la Secretaría de Desarrollo Social, Educación, Género y Diversidad del municipio y nos brindaron personal para trabajar en el refugio, tanto para asistir a las personas que están alojadas como para cuestiones de seguridad. Nuestra voluntaria, la única que hoy puede seguir colaborando con la tarea, se queda por las noches”.
Pedroche informó además que los bolsones de alimentos son provistos por la municipalidad y que las frutas y verduras, como siempre, son donaciones de las verdulerías San Miguel y Trinidad de la ciudad.
Por otro lado, admitió que tras el anuncio de Alberto Fernández, hubo un notable incremento de demanda por alojamiento y asistencia en el refugio.
Más personas en busca de asilo
“Estábamos preocupados porque teníamos que resolver la situación. Llegó más gente buscando un techo, gente que estaba en situación de calle. Incluso si la policía encontraba gente en la calle sin tener adonde ir, la llevaban al refugio los primeros días del decreto”, contó Pedroche.
En relación a cómo solucionaron el desborde social en el lugar, detalló: “Especialmente debíamos priorizar a las personas con patologías psiquiátricas. Dos de ellas, pacientes ambulatorios del Hospital de Santa María de Punilla, logramos que regresaran al nosocomio. Una mujer, caso muy vulnerable, fue trasladada a Córdoba a un sitio pertinente y eso nos dejó tranquilos. Las otras personas que no podían quedarse en el refugio, fueron llevadas al Hogar de día de Carlos Paz Sierras”.
Por último, destacó que aunque costó reorganizar el refugio, no dejó de funcionar un solo día y que siempre, aún en el peor momento, estuvieron en comunicación permanente con el Refugio Nocturno de Cáritas en Córdoba. “Ellos son nuestro referente y siempre los consultamos”, concluyó Pedroche.