La mierda nos explotó en la cara: el olor nauseabundo, las algas pudriéndose a la vista de todos, el lago en estado terminal. Durante el último mes, diferentes medios locales, provinciales y nacionales mostraron la peor cara de una desidia que nos mancha como sociedad.
Todos: políticos, funcionarios, periodistas, ciudadanos, vecinos o turistas contribuimos con una cuota de irresponsabilidad o indiferencia dejamos que la situación se nos venga encima.
El turista que arroja la basura en la costa del río sin importarle su destino final, el vecino que no se conecta a la red de cloacas, el funcionario que muestra indolencia o flojedad en sus responsabilidades, o los periodistas que priorizamos la coyuntura constante ante los temas de importancia más sustancial; todos fuimos dejando que el lago terminara de mostrar en este marzo su peor imagen.
Hoy, por segunda oportunidad, la Nación contribuye con un paso fundamental al saneamiento integral de la cuenca el San Roque. La concreción del nuevo centro ambiental significa un cambio radical en las posibilidades de cuidar el medio ambiente. Con espacios para la separación, tratamiento y reciclado de residuos sólidos urbanos, la nueva planta significa un antes y un después para el medio ambiente local.
En esta oportunidad, funcionarios locales y vecinos debemos demostrar estar a la altura de las circunstancias, como no lo hicimos en 2007, cuando el Gobierno Nacional construyó una planta de tratamiento de efluentes cloacales modelo para el país y hoy, 10 años después sigue funcionando a la mitad de su capacidad por esa mezcla repugnante de irresponsabilidad y desidia que mancha tanto a funcionarios como a vecinos.
Funcionarios que no estuvieron a la altura de las circunstancias para ampliar la red, para ejecutar las obras complementarias necesarias o permitir a vecinos apremiados por situaciones económicas y con las posibilidades de conexión abiertas, las facilidades para realizarlo.
Pero se sabe que los funcionarios públicos muchas veces reaccionan ante el escándalo, la presión social o la evidencia irrefutable. Sólo esto último hizo que tomemos conciencia en los últimos meses del estado real del lago San Roque.
Ante una presión social inexistente por despreocupación ciudadana, la desidia de muchos ciudadanos carlospacenses en conectarse a la red de cloacas (de allí surge ahora la posibilidad de aumentar las multas) y la imposibilidad de otros en hacerlo, el lago continuó con su procesos de degradación inexorable.
La situación del lago no dará muchas oportunidades más. Debe existir una responsabilidad oficial ya sea provincial o local en presionar para culminar la red de cloacas y en caso de que eso no suceda, una presión social y periodística que así lo predisponga.
Por otro lado, la construcción del nuevo centro ambiental ofrece la oportunidad de completar el saneaminto integral. Separar y reciclar basura, luego, será una tarea diaria que nos involucra a los ciudadanos como la punta del proceso que terminará en la nueva planta.
Como ciudadanos, políticos, profesionales o simplemente vecinos, deberíamos demostrar que esta vez si estamos a la altura de lo que se nos brinda.