La casa de los Moyano está repleta de gente. En el patio, bajo un alero que amortigua los efectos del sol intenso, el mate circula en una ronda en los que están los amigos de Fernanda, sus padres, sus hermanas y Rody, su pareja desde hace más de 20 años.
Fernanda Moyano fue detenida hace dos semanas y media tras un allanamiento que realizó en esta misma casa la Fuerza Policial Antinarcóticos. La familia todavía no puede olvidar ese momento que viene en flash back casi todos los días desde aquella mañana. La mujer, que es la presidenta del Centro Vecinal del barrio Los Manantiales, fue detenida junto otras cinco personas entre las que está el médico Carlos Laje, ex yerno del ex gobernador José Manuel de la Sota y uno de los principales impulsores del aceite de cannabis como método curativo y paliativo para distintas dolencias y enfermedades crónicas.
La fiscal del caso, Jorgelina Gómez, les imputó el delito de comercialización de estupefacientes y confabulación en concurso real.
La abogada de Fernanda, Nadia Podsalio, pidió hace una semana el beneficio de la prisión domiciliara para su defendida. Su petición se basa es que es madre de un niño discapacitado que necesita de su atención. Aún no ha sido respondida.
Rody, su pareja, afirma que su mujer comenzó a averiguar sobre los beneficios del cannabis a partir de la enfermedad de su hijo menor, de 4 años, que padece el síndrome de Peters, una malformación congénita en los ojos. “Buscamos por todas partes, Buenos Aires, Mendoza y no encontrábamos una solución. Por medio de una compañera conocimos a Carlos Laje y nos recomendó el uso del aceite. Empezamos el tratamiento y vimos una leve mejoría, cambios en reacciones a la luz y más coordinación entre los dos ojitos”, cuenta Rody.
Fernanda fundó Mampa, un centro holístico donde se practican distintas disciplinas como masajes, reiki. “Teníamos la casita y era un medio de ingreso más ya que yo soy taxista por temporada y cuando Carlos Laje ve eso le propone trabajar con la clínica y él empezó a venir una o dos veces al mes a Carlos Paz”, relata.
“Fernanda está en la parte administrativa”, aclara Bernardo, su padre.
La detención
“Para nosotros la detención es injusta porque desde el primer momento no estábamos haciendo nada malo”, expresa Rody y agrega: “Desde lo poco que le tocó hacer, lo que se trataba era que las personas pudieron acceder al cannabis para paliar sus dolencias”.
Rody afirma que no le encontró sentido al operativo realizado por la Fuerza Policial Antinarcotráfico.
“No somos narcotraficantes, no somos gente mala”, expresa y asegura: “Revolvieron todo y no encontraron nada. Sólo unas botellitas de aceites que eran de mi hijo, mi suegra. Un montón de botellas vacías, frascos de crema vacíos”.
“Nos hicieron tapar la cabeza, a mi hija y a mi nene de 4 años también, y nos sacaban fotos”, señala . “Nos trataban como que vendíamos droga. Fernanda les pidió que no asuste a mis hijos que estaban durmiendo y le contestaron que no debería haber vendido droga”.
El marido de Fernanda Moyano sostiene que su casa siempre estuvo abierta a todo el mundo y ahora tienen miedo de abrir la puerta. “Nos quedó un trauma y no somos delincuentes”.
La ley de cannabis medicinal
En el mes de abril, el Congreso nacional sancionó la ley de cannabis medicinal (ver texto) que aún no se reglamentó y a la que Córdoba no adhirió.
Bernabé Moyano, papá de Fernanda, asevera: “La ley plantea que cada provincia debe reglamentarla. Es una ley incompleta porque deja al arbitrio de cada provincia su reglamentación. Cinco provincias ya lo hicieron”.
“THC tiene el cigarrillo, el clonazepam: es un psicoactivo y te deberían detener por llevar un cigarrillo de tabaco”, asegura.
Rody asegura: “El THC es un complemento de la planta que trabaja dentro del cuerpo. Cuando la madre le da el pecho a su hijo le está dando canabinoides”.
Para los Moyano, la no reglamentación y el hecho de que Córdoba todavía no haya adherido a la ley es lo que facultó a las autoridades judiciales a ordenar los allanamientos que terminaron con las detenciones y la apertura de la causa.
Los pacientes
A los Moyano les preocupa el estado de los pacientes que llegaban a la Clínica y que ahora no tendrán el aceite. “Cómo puede el estado prohibirle a alguien que tome una sustancia que le hace bien y hacerlo adicto a la morfina”, enfatiza Rody que afirma que muchos de los pacientes que llegaban a ver a la Clínica eran derivados por sus médicos.
“Hay muchos enfermos terminales que quieren tener una partida digna, quieren vivir sus últimos días bien”, señala y relata situaciones vividas en las que se vieron los avances: “Conocimos a una persona que llegaba en silla de ruedas y dejó de usarla y volvió a trabajar”.