Una nueva experiencia satisfactoria obtuvo la comuna de Cuesta Blanca luego de un verano con muchos visitantes en los balnearios, a los cuales se les solicitó “con buena onda” y con acciones ejemplificadoras que la basura fuera recolectada tras su estadía y arrojada en los cestos.
Como los carteles nunca son suficientes, desde hace algunos veranos por la costa de los balnearios de Cuesta Blanca se puede observar a guardambientes conversar con los turistas para invitarlos a ser partícipes del cuidado de la naturaleza y enseñarles a no arrojar los residuos al medio ambiente.
En este y el anterior verano se realizó un estudio en conjunto entre investigadores del CONICET y la Universidad Nacional de Córdoba, el cual contó con la valorable participación de guardambientes voluntarios de Cuesta Blanca que son contratados para la concientización arriba mencionada.
Durante 29 largos días de análisis en cuatro playas del río San Antonio, los investigadores comprobaron que mediante una estrategia educativa que incluye mensajes persuasivos, “con buena onda”, y mensajes demostrativos, mediante el ejemplo, se redujo un tercio la cantidad de basura que queda tirada fuera de los cestos al final del día.
“Con buena onda y dando el ejemplo, la gente se porta un poco mejor”, dijo a TN la doctora Ana María Cingolani, una de las investigadoras, quien agregó: “El mensaje persuasivo era un mensaje verbal, con amabilidad, pidiendo a la gente que nos ayude a mantener limpio el lugar llevando su basura a los cestos al irse; el demostrativo, en tanto, consistía en juntar la basura que otra gente había dejado en la playa, como mostrando que realmente nos preocupamos por mantener limpio el lugar. Eso es algo que hacemos siempre, no sólo para el estudio, en conjunto con el guardaparque comunal”.
Más educación y comunicación, menos basura
Para medir el efecto de esas medidas en el comportamiento de los turistas, los investigadores contaban la cantidad de visitantes en todas las playas. “Teníamos que poder limpiar bien la playa antes de que llegara la gente, y después de que se iba juntábamos toda la basura que quedaba en la playa y la pesábamos”, indicó la experta en biogeografía del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Con la basura recogida, estimaron el peso producido por persona. Los resultados fueron claros: en los días en que se realizaba la intervención educativa, la cantidad de basura arrojada fuera de los cestos se redujo un 35%, según publicó la web de TN.
Para la investigadora del CONICET, hay algunos comportamientos antisociales en áreas de uso público que pueden ser modificados usando herramientas poco convencionales, como la comunicación personalizada y la prédica con el ejemplo.
El trabajo conjunto se realizó con la participación de integrantes del grupo de guardambientes voluntarios de Cuesta Blanca. Junto a Cingolani, también participaron del estudio Iván Barberá, Daniel Renison y Fernando Barri, investigadores de la UNC.