Dos suicidas con explosivos y hombres armados con fusiles atacaron a una multitud en la entrada del aeropuerto de Kabul, donde mataron al menos a 60 personas e hirieron a otras 150 en los últimos días del enorme puente aéreo que ha atraído a miles de personas que quieren salir de Afganistán tras la toma del país por los talibanes.
Los ataques llegaron horas después de que varios países occidentales advirtieran sobre atentados inminentes en el aeropuerto internacional de la capital afgana por parte del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que en Afganistán se ha nutrido de extalibanes con una visión del islam aún más extremista que la oficial del movimiento afgano.
Funcionarios estadounidenses no identificados citados por varios medios del país dijeron que los ataques fueron obra de la filial afgana del EI, pero horas después de las explosiones aún no se tenía noticia de ninguna reivindicación formal por parte del grupo.
La Cancillería rusa dijo en un comunicado que se trató de un doble atentado suicida.
El vocero del Departamento de Defensa de Estados Unidos, John Kirby, dijo por Twitter que las explosiones también fueron “al menos” dos, una en uno de los accesos al aeropuerto y otra en un hotel cercano, y más tarde agregó que varios soldados estadounidenses murieron y varios más resultaron heridos.
Hasta el momento, son 12 los marines estadounidenses que murieron y otros tres resultaron heridos en el ataque.
La milicia islamista talibán “condena enérgicamente los ataques contra civiles en el aeropuerto de Kabul”, dijo su vocero, Zabihullah Mujahid, por Twitter.
La cadena de noticias afgana TOLO, citando a testigos, dijo que el estallido en el acceso al aeropuerto se dio entre la multitud, lo que parece corroborar que ese fue un ataque suicida.
Un exmilitar británico que presenció el ataque desde un auto en el que llegaba al aeropuerto de Kabul dijo que vio a uno de los agresores armado con un fusil AK-47.
“De repente oímos disparos y nuestro vehículo fue atacado, (y) si nuestro conductor no hubiera dado la vuelta, habría sido baleado en la cabeza por un hombre con una AK-47”, dijo en un tuit Paul Farthing, que esta semana fue noticia en el Reino Unido por su intención de evacuar a animales de un refugio que abrió en Afganistán.
Los ataques son los primeros de su tipo contra civiles afganos y ciudadanos extranjeros desde que los talibanes reconquistaron el poder en Afganistán al tomar Kabul el 15 de agosto pasado, coronando una vasta ofensiva lanzada en mayo en coincidencia con el inicio de la retirada militar de Estados Unidos, derrotado tras 20 años de guerra.
En la última semana, el aeropuerto de Kabul fue escenario de algunas de las imágenes más dramáticas del fin de la guerra más larga de Estados Unidos.
Un vuelo tras otro ha salido de allí para sacar a quienes temen represalias por haber colaborado o trabajado para las fuerzas extranjeras o que los talibanes vuelvan a imponer el brutal régimen que caracterizó a su anterior Gobierno hasta que fue derrocado por una invasión internacional liderada por Estados Unidos, en 2001.
Los talibanes han insistido en que todas las tropas extranjeras deben salir de Afganistán para el 31 de agosto, la fecha fijada por Estados Unidos para completar su retirada, y que las evacuaciones deben cesar también ese día.
En Washington, el presidente estadounidense, Joe Biden, pasó la mayor parte de la mañana en la Sala de Situación de la Casa Blanca, donde fue informado de las explosiones en Kabul y conversó con su equipo de seguridad nacional y con comandantes militares que están en la capital de Afganistán, informó la Casa Blanca.
Pese al ataque, el secretario general de la OTAN dijo que seguían las evacuaciones.
“Condeno firmemente este atentado terrorista horrible (…). Nuestra prioridad sigue siendo evacuar a la mayor cantidad de personas a un lugar seguro lo más rápido posible”, escribió Jens Stoltenberg en su cuenta de Twitter.