La mujer que este jueves fue baleada por su pareja, un sargento de la Departamental Punilla, recibió amenazas de muerte de allegados al policía mientras permanece internada en el hospital Domingo Funes y su estado es estable.
“Hoy me tomaron la denuncia de la amenaza y están todos (los jefes policiales) al pendiente porque también amenazaron con quemarle la casa aquí en Tanti”, le dijo Adrián Villán, hijo de la mujer.
La denuncia fue confirmada por fuentes judiciales consultadas por Carlos Paz Vivo! que advirtieron que se está investigando su origen y que se tomaron todas las medidas para garantizar la seguridad de la víctima.
Adrián asegura que quiere llegar hasta las últimas consecuencias para que se haga justicia en el caso de su madre y que el policía pague por lo que hizo. El sargento Cristian Molina se desempeñaba en el área de la Unidad Judicial de la Departamental Punilla y fue imputado por la fiscal Jorgelina Gómez del delito de homicidio calificado en grado de tentativa agravado por violencia de género.
Una taza con pis en la cara y un balazo en la cabeza
El relato de Adrián es estremecedor. El jueves, cuando se enteró lo que había pasado, el joven llegó rápidamente al Hospital Domingo Funes para conocer el estado de salud de su madre, Esther Villán, d 45 años.
La mujer, que sólo perdió la consciencia algunos minutos cuando se desmayó en el Dispensario de Tanti, estaba lúcida y le relató los pormenores de la tragedia que le tocó atravesar.
“Sé lo que pasó por lo que me contó mi madre. El jueves fui al hospital, ella estaba consciente y me contó que el hecho ocurrió a las 14.15 en su casa de Tanti, cerca de la Terminal”, relató Adrián y continuó: “Al mediodía, estaba con ellos mi hermana con mi hermanito más chiquito en el negocio que abrieron en Tanti, una rotisería. El tipo (por Molina) lo trató mal a mi hermanito, que no es hijo de él. Mi hermana se enoja y empiezan a discutir y él dice que no va a permitir eso y mi hermana lo trae a mi hermanito a mi casa. Mi madre dice que cuando pasó eso, se enojó con él y le dijo que cerrara el negocio y que ella se iba a la casa caminando. Él salió primero en el auto y se fue”.
Cuando la mujer llegó caminando a la casa se encontró que estaban todas las puertas cerradas desde adentro y golpeó con insistencia hasta que el sargento Molina decidió abrir y dejarla pasar.
“Mi mamá le dijo que se vaya, que no quería saber más nada de él y que tome sus cosas y se vaya de la casa. Él empezó a agredirla verbalmente y le dijo que sin él no iba a ser nada, que era una pobretona, que todas las cosas que estaban en la casa eran de él, que se iba a morir de hambre”, contó Adrián siguiendo el relato de lo que su madre le dijo en el Hospital.
Y siguió: “Mi vieja le insiste. Él hace pis en una taza y se lo tira por la cara. Y mi mamá se puso re mal, se metió en la pieza y él fue atrás de ella y cierra la puerta. Y la quiere golpear, mi mamá se defiende y le da un rodillazo. Él se cae al suelo, se levanta, agarra el arma que estaba arriba del ropero. La abraza fuerte y le apunta en la cabeza. Y le gatilla una vez y no sale la bala. Y le dice: Vos vas a ser para mí o no vas a ser para nadie. Dispara otra vez y allí sale la bala que le pega en la nuca”.
Un viaje sin rumbo
Cuando el policía vio lo que había hecho, según lo que le relató a Adrián su madre, se desesperó y le empezó a pedir perdón. Luego la subió al auto y comenzó a dar vueltas sin sentido por Tanti mientras Esther gritaba de dolor.
“Empiezan a dar vuelta por Tanti sin ir a ningún lado. Y mi mamá gritaba del dolor, pedía auxilio y abre la puerta para tirarse del auto. Él la agarra del brazo y no la deja salir. Llegan directo al Dispensario y él se va. Mi madre grita: Él me quiso matar, fue el que me disparó, no lo dejen ir. Ahí se desmaya y no se acuerda más nada”.
Antecedentes de violencia verbal
Los familiares de Edith ya habían presenciado momentos en que Molina protagonizaba episodios de violencia verbal contra la mujer.
“Mi hermana, que vivió un mes con ellos en la casa, me contaba que la trataba re mal y que le gritaba. Nosotros le decíamos que lo eche y que se venga a vivir conmigo. Ella siempre lo defendió y decía que no lo queríamos a él, que era un buen tipo. Yo no sé si es porque estaba enamorada o estaba amenazada”, remarcó el joven.
Edith tiene seis hijos, tres viven en Tanti y otros tres en Concordia, Entre Ríos.
“Queremos que se haga justicia, que el tipo este no salga más, que le den la máxima condena porque sé cómo es la justicia en este país, y sabemos cómo está el tema de los femicidios ya que todos los días están matando mujeres. Son personas que las mujeres han denunciado varias veces y no la Justicia no les de más bolilla”, imploró Adrián.
Y agregó: “El hecho de que sea policía hace que tengamos más miedo porque debe tener muchos contactos, muchos amigos y conoce cómo se mueve la Justicia, la ley. Es lo que me da más miedo, que el día de mañana pueda salir en libertad y hacer daño”.
Molina fue condenado por ser parte del acuartelamiento policial
En mayo de 2018, Cristian Molina fue uno de los 52 policías que recibieron condenas por participar del acuartelamiento policial que causó los hechos de extrema violencia social en Córdoba, entre el 3 y 4 de diciembre de 2013.
Las condenas quedaron firmes el 20 de marzo de 2020 cuando el TSJ rechazó los planteamientos de los abogados defensores de los uniformados.
La condena que recibió Molina fueron seis meses de prisión que no se hicieron efectivos como en ninguno de los otros casos.
Tanti: Una mujer recibió un disparo y por el hecho detuvieron a un sargento de la Policía