Muchos locales le dan la espalda, otros lo disfrutan a pesar de las advertencias. Las autoridades solo toman medidas circunstanciales y poco paliativas mientras los ecologistas denuncian su contaminación y el peligro de intoxicación por el contacto con sus cianobacterias. Lo cierto es que el San Roque resiste, y como puede, muestra su mejor cara.
El lago, la estrella de Villa Carlos Paz, luce repleto y en el paredón del Dique San Roque su embudo y su cola de novia son un paseo obligado para los turistas. Más un día nublado o no tan caluroso como para ir al río.
Allí este lunes se congregaron cientos de ellos, para sacarse fotos con tan imponente paisaje y disfrutar un momento diferente en contacto con la naturaleza. Se destacaban y llamaban la atención las remeras de La Renga, muchos fanáticos de la banda que volvían de Santa María de Punilla optaron por detenerse y sacarse su selfie en el San Roque.
Párrafo aparte merece el de la pólemica en cuanto a la toxicidad de respirar y dejarse mojar por el rocío que despide el embudo. Esto es constantemente denunciado por el ambientalista Emilio Iosa y está comprobada la peligrosidad que estas algas tienen para la salud humana. Sin embargo en ningún sector del paredón se alerta al respecto y los visitantes disfrutaban de este rocío como algo refrescante sin sospechar en lo más mínimo el potencial peligro que representa para su salud.