La batalla de los últimos días

Por Fernando Agüero. Los últimos días de la campaña son clave para la definición de una elección. La caza de indecisos, la pelea palmo a palmo por el territorio en los barrios, en el centro, en la periferia y en cada casa de Carlos Paz se dará en los últimos días de la campaña y hasta después del inicio de la veda electoral.

El camino hacia el 30 de junio ganó intensidad en los cruces en las últimas semanas y eso se pronunciará en los días que quedan.

Los ocho candidatos a la Intendencia, los integrantes de las listas y los militantes afrontan jornadas de recorridas y trabajo de campo en el que intentarán captar voluntades para su cosecha.

En esta campaña no sucedió nada que no se haya visto en otras y las estrategias de cada candidato variaron según sus posturas con respecto a lo que la ciudad necesita y también según el lugar que cada uno ocupa en el escenario político local.

El oficialismo se propuso una campaña basada en las inauguraciones, recorridas de obra y en hacer fuerza en el planteo del slogan de “gestión comunitaria” que propone desde hace unos años desde la administración municipal.

Desde la oposición, en tanto, hubo diferencias a la hora de plantarse frente al poder estatal que variaron desde las críticas hacia ese modo de gestión hasta posturas moderadas que intentaron esbozar propuestas diferenciadoras pero sin un ataque específico hacia el avilesismo.

Esa vieja máxima de la política que asegura: “Si lo nombrás, crece en las encuestas”, pareció replicarse en buena parte de la dirigencia local.

La otra vedette de la campaña fueron las redes sociales que fueron el escenario en el que se intensificaron los spots y propuestas de los candidatos y, a su vez, el cruce de opiniones de militantes y también de los ya conocidos trolls.

La necesidad de acercamiento de los jóvenes a la política quedó expuesta en la invitación que se les hizo a los candidatos para participar de ensayos de debate que en realidad fueron exposiciones de ideas y propuestas en varios colegios secundarios.

Es, quizás, una enseñanza que los chicos les dejan a los políticos locales y una buena señal hacia un futuro en que los debates de plataformas debieran ser, como en las democracias modernas, una obligación para todos los candidatos.