Tallulah del 2016, es una de esas películas escondidas en Netflix, estrenada en el Festival de Sundance de cine independiente y luego lanzada en la plataforma de streaming, con la que es un placer encontrarse.
Cuenta la historia de una joven vagabunda llamada Tallulah interpretada por Ellen Page, quien vive por fuera del sistema en una camioneta destartalada, con la que viaja por todo Estados Unidos junto a su novio Nico (Evan Jonigkeit), sin trabajar y sin responsabilidades de ningún tipo.
La homeless no tiene nada material con lo cual hacer frente a su vida, pero cuenta con el amor de su pareja, que para estar con ella abandonó su vida estable en Nueva York. Pero un día, cuando Nico le pide a Tallulah que comiencen a vivir una vida con compromisos y trabajo, todo parece desmoronarse. La muchacha rechaza la propuesta, se separan y desencuentran. Cuando Talluah se da cuenta de que Nico se fue, regresa a Nueva York para buscarlo. Una vez en la gran ciudad roba a una bebé que estaba siendo descuidada por su madre.
El filme, ópera prima de Sian Heder, actriz y también guionista de la serie televisiva Orange is the New Black, se trata de una obra que explora la soledad y angustia de tres mujeres de diferentes edades, que las experimentan de manera distinta, según sus recursos y posibilidades.
Ellen Page, a quien ya vimos brillar en La joven vida de Juno (2007) interpretando a una adolescente embarazada, es aquí una intrépida, brava, pero al mismo tiempo muy sensible joven que soportó el abandono de su madre cuando era muy pequeña.
En su aventura de querer salvar a la bebé de la tutela irresponsable de una madre alcohólica, teje una relación con la madre de su novio, Margo -una siempre convincente Allison Janney-, a quien su esposo la dejó por otro hombre. Por otro lado, la búsqueda desesperada que Carolyn lleva a cabo de su bebé, la madre a la cual le arrebataron a su hija, encarnada por Tammy Blanchard, sacude su propio mundo adormecido por el alcohol, el desamor y la desidia.
Una película profundamente emotiva, que aunque por momentos puede resultar previsible, bucea en la maternidad, los vínculos, la necesidad afectiva y fundamentalmente la del perdón, para poder seguir adelante.
La directora fusiona las situaciones de densa carga dramática que les toca vivir a sus personajes femeninos con su imaginación, sensaciones y pensamientos, mostrándolos al espectador, lo cual le da un toque poético y personal al relato cinematográfico.
Un dato a destacar es que Tallulah cuenta con un equipo técnico compuesto solo por mujeres como la directora de fotografía mexicana Paula Huidobro y la directora de arte Sara K. White, por mencionar algunos nombres resonantes.