Ante la realización del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) en Córdoba, Argentina, que tendrá lugar del 20 al 30 de marzo, la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba promueve el I Encuentro Internacional: Derechos Lingüísticos como Derechos Humanos en Latinoamérica, con fecha del 26 al 29 de marzo.
Según el manifiesto publicado por dicha Facultad, que expone las razones de este encuentro paralelo al Congreso Internacional de la Lengua, el mismo “propone una reflexión amplia, situada en la realidad latinoamericana, sobre el problema de las lenguas y su articulación con políticas económicas, sociales, culturales, académicas, educativas y comunicacionales”.
Por otro lado, deja bien en claro la oposición a la política lingüística de la Corona Española, la Real Academia Española y el Instituto Cervantes que, junto a empresas multinacionales de capitales españoles (Banco Santander, Telefónica, Iberia, BBVA, Repsol, RTV, Agencia EFE, CNN en español), “promueven la ampliación del capital simbólico del español académico e intentan imponer un orden no exento de violencia en la vida lingüística del mundo hispanohablante”.
De este modo, la Facultad advierte sobre los peligros que se manifiestan cuando determinados Estados o instituciones buscan entronizar una lengua o variedad de lengua, con un estatus simbólico superior, desplazando a otras lenguas, y quitándoles autoridad y legitimidad.
Una oposición con fundamentos
En relación a cómo surge el I Encuentro Internacional: Derechos Lingüísticos como Derechos Humanos en Latinoamérica, Cecilia Pacella, Directora de la Escuela de Letras de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, explicó: “Nace a partir de la preocupación que se genera en toda la comunidad de la Facultad: estudiantes, egresados y docentes. La propuesta para este encuentro, es generar un espacio de debate y discusión sobre las lenguas que habitan en nuestra Argentina y Latinoamérica. Esas que no están contempladas en este congreso, el cual determina que el español, o una variedad del español, -la que está aprobada en el diccionario de la Real Academia, en su ortografía y gramática-, es la única que existe en Latinoamérica o la única que se acepta como legítima”.
Y agregó: “Sabemos que esto no es así. Latinoamérica está constituida por muchísimas variedades del español, todas esas variedades tienen derecho a existir y a ser valoradas, en igualdad de condiciones. Incluso también, otras lenguas que no son el español, como las lenguas originarias y las indígenas, deben ser tenidas en cuenta”.
Asimismo, Pacella aseguró que la responsabilidad de su Facultad, tiene que ver con promover todas las lenguas que se hablan en Latinoamérica y hacer respetar los derechos lingüísticos de las comunidades.
Otra de las razones para rechazar el CILE, está vinculada al excesivo control que desde las instituciones hegemónicas de la lengua, se intenta imponer a los hispanohablantes. “Refuerzan el monopolio de la lengua, que en este caso es considerada como un negocio. Pretenden crear un idioma único con tantos hablantes, generando un mercado para usarlo según sus intereses”, reclamó Pacella.
Vulneración de los derechos lingüísticos
¿De qué manera se vulneran los derechos lingüísticos de los Latinoamericanos? Éstos fueron proclamados en la Declaración Universal de los Derechos lingüísticos firmada en Barcelona, España, en 1996, en la que se expresa, a grandes rasgos, que los hablantes pueden usar la lengua según las necesidades de cada lugar de origen, garantizando así “los principios de una paz lingüística mundial justa y equitativa, factor decisivo de la coexistencia social y cultural”.
El 90% de los hablantes de la lengua española habitan Latinoamérica, y solamente el 10%, viven en España. No obstante, quienes desarrollan diferentes variedades del idioma español en estas tierras, tienen escasas posibilidades de ser reconocidos por la RAE.
“Sabemos lo difícil que es que aprueben alguna palabra nueva en el diccionario de la Real Academia Española. La institución todavía sigue controlando cómo nos expresamos en Latinoamérica”, cuestionó Pacella.
Por su parte, en relación al mismo tema, Javier Martínez Ramacciotti, editor de Prebanda Ediciones, -cordobés que también se opone al CILE-, opinó: “La lengua se hace, es una cuestión de pragmática, de tensiones, de contextos políticos, socioculturales, de género, de clases. Toda esa pluralidad efervescente intenta ser sosegada por la RAE, junto al Rey y al estado español, que vienen a celebrar nuestra lengua, hablando de diversidad, cuando en realidad intentan reducirla”.
Sobre lo que significa el lenguaje para las personas, Pacella señaló: “Se trata de la forma de entender el mundo, de dejar un legado en él, la forma de construirse uno mismo y de construir la comunidad en la que se vive, de relacionarse con las cosas y las personas, por lo que las palabras que tenemos en Latinoamérica para definir ciertas cosas, y que no están en el diccionario de la RAE, esa falta, vulnera los derechos lingüísticos de los hablantes”.
La obligación del Estado
Según la Facultad de Filosofía y Humanidades, el rol del estado en relación al monopolio del lenguaje y la vulneración de los derechos lingüísticos de los hablantes, debe ser activo. El Estado argentino y los de América Latina, deben pensar políticas que defiendan y promuevan esos derechos.
“No hablamos solo de las variedades del español, sino también de todas las lenguas que conforman Latinoamérica, que no son pocas, que son originarias de nuestros pueblos, pero que además fueron arrasadas desde sus comienzos, desde la llegada de los europeos, en pos de ese español que nos permitía, supuestamente, comunicarnos a todos. Nuestros estados no tienen una política lingüística firme con respecto a nuestros derechos lingüísticos, y eso nos preocupa”, enfatizó Cecilia Pacella.
Palabras excluidas
El Diccionario Panhispánico de dudas, presenta un 70% de malos usos de la lengua, de origen latinoamericano. Un dato significativo para quienes se oponen a la arbitrariedad de las reglas del español.
En lo concerniente al llamado lenguaje inclusivo, que hace poco fue rechazado por la Real Academia Española, Pacella aseveró que la decisión “tiene que ver con la excusa del purismo de la lengua, de su universalidad. No nos olvidemos que el lema con el que se crea la RAE es ‘fijar, limpiar y dar esplendor a la lengua‘”.
Para la directora de la Facultad de Letras, “negar que hay una comunidad que tiene la necesidad de usar la ‘x‘ o la ‘e‘ como forma de que la lengua abarque los distintos géneros existentes, es realmente negar la realidad. Se trata de una política de control del idioma, que quiere seguir teniendo la última palabra”.
Respecto al lenguaje inclusivo, Javier Martínez Ramacciotti, afirmó: “No sólo es censurado sino ridiculizado desde la RAE y otras instituciones hegemónicas”.
La postura de los jóvenes
El CILE, que articulará con instituciones educativas de Córdoba cuando se celebre en marzo, según sus opositores, produce una discordancia o un ruido entre la prácticas lingüísticas de muchos alumnos y lo que éste pretende que suceda con la lengua, en relación al lenguaje inclusivo.
“Dando clases en escuelas, vemos que a los pibes, las pibas y les pibes, les importa muy poco que el lenguaje inclusivo no esté avalado por la RAE, porque la lengua vive en ellos de una manera especial. Se producen esas inflexiones y giros lingüísticos totalmente novedosos, que tienen que ver con la vida real de la lengua. Una lengua que se encuentra asfixiada en instituciones públicas y privadas de educación”, descargó el editor cordobés, Ramacciotti.
Y añadió: “El poder y el dinero de esas instituciones, es lo que termina configurando los posibles usos del lenguaje de todos, por eso es tan necesario establecer la contradicción y hacer de ella, la posibilidad de otro modo de habitar la lengua y de definir sus políticas”.
Antecedentes del rechazo al Congreso
A principios de enero de este año, un amplio sector de escritores, traductores, libreros, docentes, trabajadores de la cultura, y editores independientes de Córdoba y del país, lanzaron y firmaron una solicitada, que inició un debate nacional, cuestionado la realización del CILE.
“Rechazamos la realización del VIII Congreso de la Lengua Española en Córdoba en todos sus términos, así como la presencia de la monarquía española y el beneplácito con que las instituciones locales preparan su recepción”, expresa el documento, y explica que “dada la brutal situación económica a la que el actual gobierno está sometiendo al pueblo argentino en general y al sector editorial en particular —con pérdida de muchos puestos de trabajo, y con editoriales, imprentas y librerías en situación de crisis terminal—, la realización de este congreso, con todas sus pompas, es una afrenta que agrega hipocresía a ese hostigamiento económico y social”.
Entre las personalidades que firman la solicitada, se encuentran Alejo Carbonell, el editor de Caballo Negro, Gabo Ferro, Palo Pandolfo, Laura Devetach, Pablo Ramos, Washington Cucurto, Graciela Bialet, Ricardo Romero, Elena Anníbali, Mariano Quirós, Silvio Mattoni, Damián Ríos, Mariano Blatt, Leticia Obeid, Ariel Bermani, Laura Wittner, Alejandra Correa y Julieta Mortati, entre otros narradores y poetas, además de editores como Víctor Malumián (Godot), Guido Indij (Interzona), Francisco Garamona (Mansalva), Maximiliano Masuelli (Iván Rosado) y la librera Débora Yanover.