Es uno de los actores jóvenes de nuestro país que más sorprende con cada participación artística, por sus interpretaciones convincentes y arriesgadas en cine y televisión. Con un talento y carisma innegables, Peter Lanzani, quien debutó de pequeño en Chiquititas, programa de Tv de Cris Morena, y luego conquistó al público adolescente con Casi Ángeles y Aliados, de la misma productora, hoy se lo reconoce por haber encarnado a personajes protagónicos tan feroces como vulnerables. Lo pudimos ver como Alejandro Puccio, hijo rugbier de Arquímides Puccio (Guillermo Francella) en El Clan de Pablo Trapero; como Nelson Segovia, joven misionero devenido en pirata del asfalto en Un gallo para Esculapio de Bruno Stagnaro, y en El ángel, de Luis Ortega, haciendo de Miguel Prieto, el ladrón que se vinculaba con el temido Robledo Puch (Lorenzo Ferro).
Con motivo de la presentación de su propuesta teatral Matadero en Teatro Acuario de Villa Carlos Paz, obra de creación colectiva que pone en escena sábados y domingos de enero junto a Germán Cabanas, bajo la dirección de Redha Benteifour, conversamos sobre su presente artístico y planes a futuro.
En palabras de Peter, la clave de la evolución de su trabajo,” tiene que ver con pasarse horas haciendo los personajes, analizando las escenas, las propuestas, para encontrar diferentes colores a las interpretaciones, entrenando con distintos profesores, para dar más y no quedarse con un prototipo de actor o de personaje”.
En los últimos años el crecimiento artístico que experimentaste fue notable. Participaste de productos de Cine y Tv destacados, que no sólo fueron reconocidos en Argentina, sino en el mundo, ¿A qué le atribuís ese crecimiento?
-Principalmente al trabajo duro. Me enfoqué en tratar de dar lo mejor que tenía en cada uno de los proyectos, y en aprender. Siempre me gustó el cine y el formato miniserie. A medida que iba haciendo, por suerte encontré y fueron apareciendo proyectos que a la larga tenían su éxito por decirlo de algún modo, dado que el éxito termina siendo efímero, pero por suerte a proyectos como El Clan, Un gallo para Esculapio y a El ángel, les fue bien. Se trata de personajes muy diferentes en relación a los que se proponían en los productos de Cris Morena. Hubo una maduración personal, por la edad biológica, y una madurez que tiene que ver con poder hacer otro tipo de personajes que requieren de otras herramientas. Siempre es bueno tener un desafío para asumir.
¿Quiénes fueron o son tus referentes en la actuación?, teniendo en cuenta que comenzaste de muy chico en el mundo del espectáculo.
-Sí, siempre hay referentes. Pero creo que cada uno tiene que buscar su propio camino sin querer copiar algo de otro. Hay muchos actores que son inspiración para las generaciones más jóvenes como Ricardo Darín, Guillermo Francella, Oscar Martínez, Rodrigo de la Serna, Leonardo Sbaraglia, Miguel Ángel Solá. A nivel internacional, Christian Bale, Leonardo Di Caprio, Joaquin Phoenix, Marlon Brando, muchos. Me gustan sus trabajos, sus películas y analizar qué tipos de decisiones toman a la hora de interpretar, aunque la búsqueda es personal, y hay distintas fuentes de inspiración. También es bueno buscar qué es lo que queda más cómodo dentro de uno, porque quizás hay actores a quienes les queda más cómodo una manera de interpretar, y otros buscan a sus personajes de otro modo. No todos funcionamos igual ni psicológica, ni físicamente.
Respecto a tu nuevo desafío, Matadero, la obra que presentan en Villa Carlos Paz ¿Qué implica para vos protagonizar una puesta muy diferente a lo que el público de la ciudad está acostumbrado a ver en verano? Ya que se trata de un teatro más experimental, teatro físico.
–Cuando nosotros descubrimos finalmente que con Matadero teníamos una obra, con Redha Benteifour que es el director, Tato Fernández que es el que hace escenografía y luces, y Germán Cabanas que es con quien actúo, decidimos presentarla en diferentes lugares del país y del exterior, en el marco de una gira. Resultó de entrenar, de probar, de buscar, de ver qué sucedía con el cuerpo y entender ese lenguaje. Así terminamos descubriendo a Matadero, que la entrenamos acá, y en Europa. La estrenamos en el Metropolitan de Buenos Aires, en calle Corrientes. Cuando nos dimos cuenta que habíamos hecho algo que estaba a la altura de una gira internacional, también arreglamos para ir a Carlos Paz y nos abrieron las puertas.
¿En qué radica ese valor diferencial que ofrece la obra?
-Es una obra de teatro físico con acrobacia, con danza, con un poco de circo, con texto. Queríamos saber cómo iba a reaccionar el público, y la verdad, las primeras dos funciones que hicimos gustaron muchísimo. Ojalá que la gente se cope y se siga generando un boca a boca para que nos vayan a ver. Estamos súper orgullosos de poder acercar nuestra propuesta a la gente del interior del país, a la mayor cantidad de lugares posibles. Toda la obra es nuestra, los textos, las coreografías, la puesta en general, todo con dirección de Benteifour.
¿Qué proyectos tenés en mente?, ¿cuándo se estrena la película 4X4 de Mariano Cohn, en la que trabajaste?
-Por el momento enfocado en Matadero, pero también leyendo algunos guiones y proyectos posibles. 4X4, la película que filmé a principios del 2018, todavía no tiene fecha de estreno. Seguramente será este año, pero creo que Mariano primero va a apuntar a mostrarla en algún recorrido de cine internacional, para meterla en un festival. Eso tiene su tiempo, lleva su proceso. Me encantó hacer la película, también fue un súper desafío para mí.
Lo más importante es seguir convirtiéndome en un artista, tengo muchas más cosas por explorar y por atravesar. Ojalá la vida me siga encontrando feliz, lleno de desafíos y con ganas de seguir aprendiendo.
¿De qué habla?
-De un chico que roba una camioneta y queda encerrado adentro. Es una película muy tensa, con la cámara siempre muy encima, filmada con un director de fotografía vasco que se llama Kiko de la Rica, que trabajó en las primeras películas de Alex de la Iglesia. Filmar con Mariano fue una experiencia genial, porque es un director maravilloso. Lo viene demostrando en todas sus películas que co-dirige con Gastón Duprat. 4×4 fue su primer película dirigiendo solo, y la verdad que yo lo sentí súper cómodo; propusimos entre los dos, tratando de encontrar la psicología del personaje, y por dónde queríamos llevar la historia. Quedé feliz con la versión final, y estoy comiéndome los codos, las uñas, y los pellejos, hasta que me diga cuándo vamos a estrenar.
¿Hasta dónde querés llegar como artista?, ¿cuál es tu horizonte?
-No sé (ríe y hace una pausa). No sé a dónde quiero llegar. La verdad es que no tengo idea. Calculo que es llegarle a la gente, que le guste lo que hago. Si hago un personaje malo, que me odien por la calle, o si soy bueno, que me quieran. Quiero llegar a concientizar, a producir un montón cosas en las personas. Son muchos los caminos y las barreras que se empiezan a levantar a medida que uno empieza experimentar cosas nuevas. Me encantaría escribir y dirigir mis propias películas. Muchas cosas que quiero hacer, requieren de muchos procesos y tiempos. Hay cosas que empecé y que todavía no estoy muy seguro para hacerlas aún, pero lo que sí quiero es seguir con la misma pasión y las mismas ganas de hacer esto que me encanta y que me modifica completamente como persona, que me hace entender muchísimas cosas más de la vida. Lo más importante es seguir convirtiéndome en un artista, todavía tengo muchas más cosas por explorar y por atravesar. Ojalá la vida me siga encontrando feliz, lleno de desafíos y con ganas de seguir aprendiendo, creo que ahí está la clave de todo.