En el marco del “Primer Encuentro de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis y no Binaries de Punilla”, a realizarse el próximo 17 de noviembre en Villa Carlos Paz, entrevistamos a Casandra Sandoval, integrante de la CFTTA (Convocatoria Federal Trans Travesti Argentina), y a Emiliano Capovilla, trans y activista independiente.
Lo que en principios comenzó como una conversación focalizada en este primer encuentro de la región de Punilla donde tendrá lugar la expresión de las disidencias sexuales, tantas veces silenciadas, se convirtió una entrevista amena y en la que pudieron expresar sus puntos de vista, y reclamos de la comunidad, generándose un intercambio interesante y fructífero.
Según datos brindados por la Asociación Civil Devenir Diverse y la Convocatoria Federal Trans y Travesti Argentina, actualmente, la comunidad trans y travesti de Córdoba está compuesta por alrededor de 450 personas cuya expectativa de vida en Argentina se encuentra entre los 32 y 34 años.
Ellas y ellos mueren muy jóvenes en nuestro país, a causa de asesinatos en muchos casos. Además, en lo que respecta a las travestis, el 95% de la comunidad ejerce la prostitución por falta de oportunidades laborales, como una de las causas de mayor peso. En lo que va del 2018, a nivel nacional, habrían sido asesinadas 43 trans y travestis, un número alarmante para esta minoría.
Cuando le consultamos a Casandra Sandoval si tenía una idea de cuántas personas trans, travestis y no binaries viven en Punilla, me contestó que posiblemente sean 3 o 4. No obstante, a medida que fue transcurriendo la conversación, tanto ella como Emiliano, reconocieron haber descubierto a otros compañeros y compañeras que trabajan de manera silenciosa y pasan inadvertidos en diferentes pueblos de la región.
-¿Cuáles son los reclamos más importantes hoy por hoy de los trans, travestis y no binaries de Punilla?
Casandra: -Las necesidades concretas son la inclusión laboral. En el caso de nosotres, tanto Emiliano como yo, trabajamos en un hotel, pero la realidad es que la mayoría de las compañeres trans y travestis del Valle de Punilla, de la Provincia de Córdoba y de la República Argentina, no tienen un trabajo digno, la mayoría no tiene trabajo, tampoco tienen acceso a la salud, a una vivienda, etc. Lo que necesitamos es nada más y nada menos que dejen de matarnos y que podamos acceder a aquellos derechos que a nosotres como colectivo nos siguen siendo negados y que a otras personas no. Hay una estigmatización, un prejuicio, una violencia particular que sufre el colectivo trans y travesti, que no es el mismo que por ahí sufren o recaen sobre otros sectores o minorías.
-Hoy se los escucha mucho más que antes, hay una apertura aunque claro está hay un largo camino por recorrer.
Emiliano: -Sí, y no pedimos nada descabellado. Nada más y nada menos que una real inclusión, la igualdad de la vida. Porque, aunque tengamos leyes que vienen garantizando un acceso a ciertos marcos institucionales, -que es bueno-, exigimos igualdad ante la vida, y tiene que ver básicamente con que nos dejen vivir con dignidad.
“Estamos cansades que de hablen de nosotres, cuando nosotres tenemos voz propia, tenemos subjetividades, hablamos de nuestros cuerpos, y podemos dar cuenta de todas las violencias existente”.
-Está claro…
Emiliano: -Sí, me parece interesante que exista intercambios con los comunicadores, -como éste-, con la disidencia sexual. Digo, porque estamos cansades que de hablen de nosotres, cuando nosotres tenemos voz propia, tenemos subjetividades, hablamos de nuestros cuerpos, y podemos dar cuenta de todas las violencias existentes. No hace falta que nadie hable por nosotres. Lo consideramos éste un espacio valioso que permite visibilizar cuáles son las violencias concretas que sufre nuestro colectivo.
-Es importante la voluntad de ustedes de generar nuevas alianzas con otras minorías y otros grupos sociales afines, para tomar más fuerza…
Emiliano: –Estamos generando nuevas alianzas, estamos en ese intento, en la búsqueda, como lo hacemos con el colectivo Ni una menos, con otres compañeres, activistas, para dar batalla a un enemigo que es central, que lo identificamos como patriarcado. Pero también estamos batallando contra un sistema de organización político, social, religioso, cultural, que maneja, estigmatiza y violenta a las identidades disidentes, como los maricas, las travestis, etc. Es este sistema el que va expulsando y recluyendo a las personas trans y travestis por ejemplo, del sistema educativo, de un laburo genuino, del acceso a una entrevista de trabajo, de eso ni de hablar. Por eso es valioso este intercambio, para empezar a ocupar esos lugares que nos han sido negados y para tomar los micrófonos, los megáfonos, para visibilizar particularidades y reclamos concretos que tenemos como colectivo y como seres humanos. Encontramos puntos en común con las mujeres que al grito de basta de femicidios, reclaman por sus vidas, por el maltrato que reciben. Nosotres hablamos de travesticidos, no nos matan por ser mujeres u hombres, la violencia dirigida a nosotres, es una violencia particular, con saña, con rasgos de profunda intolerancia, prejuicios, y es muy distintiva. Hacemos hincapié en esta figura para que no se diluya.
-¿Saben cuántos trans, travestis o no binaries habitan el Valle de Punilla?
Casandra : -La verdad, respecto a cuántos somos, no sé si es tan importante, o quizás sí, pero hacer este primer encuentro, nos da puntapié inicial como para empezar a convocar, si se puede usar ese término, a los chicos y chicas trans, a los travestis, a las personas no binaries, a quienes deseen sumarse a un espacio común de encuentro.
-No te pregunto porque esté obsesionada con un número, sino porque de repente hay muchos chicos y chicas trans que desconocen a ese otro u otra compañera/o, que pueden llegar a sentirse solos en su entorno, y se me ocurre que pueden verse identificados con ustedes o empoderados para hablar de lo que necesitan hablar, y me refiero a adolescentes, de gente muy joven.
Casandra: – Sí, y pienso seremos tres o cuatro, pero en realidad porque quizás seamos esos cuatro quienes nos animamos a hablar, a salir por los medios, o quienes nos acercamos a grupos de trabajo como los colectivos de Ni una menos, para buscar un apoyo o forma de manifestación colectiva por nuestros derechos. Pienso en el taller de diversidad que vamos a coordinar con Emiliano, justamente en el encuentro del 17 de noviembre.
Emiliano :- Vamos a ir descubriendo, visibilizando y consensuando juntos, distintas problemáticas para fijar un plan de acción en ese taller. Vamos a plantear el cese de la violencia hacia el colectivo trans y travesti, la inclusión laboral real, nos vamos a manifestar contra la persecución de la policía a las compañeras trans que trabajan en la calle. Vamos a hablar de la educación sexual integral con perspectiva de género, de la cual tenemos un claro posicionamiento, y esperamos compartamos entre todes las ideas. Hay que debatir, ver el valor y la importancia de la implementación en todos lados de la Educación Sexual Integral, y también por supuesto, vamos a hablar del aborto legal, gratuito, seguro. No sólo las mujeres abortan, sino que también hay varones trans, y otras personas gestantes, con útero, que no quieren desarrollar un embarazo. El aborto no tiene que ser en la clandestinidad, atentando contra la vida de las personas.
Casandra: -Pensaba que para nosotres, este encuentro es un paso inicial, para juntarnos y ver por lo menos si tenemos ganas de actuar todes juntes y de qué modo. Hay una tarea básica de reunirnos, debatir y proponer, en tanto y en cuanto estemos de acuerdo en hacerlo. Si estamos desparramados por todos lados, sin saber si vivimos, si existimos, la verdad es que la tarea se hace mucho más complicada, por eso es necesaria esta convocatoria. No hay otra forma de empezar a actuar, sino es de forma mancomunada o asociada.
Emiliano: – Además, respecto a tu pregunta de cuántas somos, pensaba que hay una especie de silencio latente sobre nuestras presencias o ausencias. Las podría entre comillas a esas palabras. La verdad es que nosotres que pateamos la calle, que andamos, y que recorremos Tanti, Cabalango, Cosquín, Bialet Massé, sí nos hemos cruzado con varios chicos trans más, con varias chicas trans más. El otro día sin querer descubrimos a una compañera trabajando en una panadería. A otra que ejerce la prostitución en Carlos Paz, etc. Para mí es una especie de invisibilidad pero que late con fuerza de corazón, en el sentido de que hay una necesidad concreta de empezar a juntarnos y decir que también somos parte de esta sociedad, de estos pueblos, de esta región.