La semana pasada, la ciudad de Córdoba apareció repleta de carteles que proclamaban: #ConMisHijosNoTeMetas. Éstos se encontraban detrás de los colectivos, como cualquier publicidad de marca o propaganda política, y en afiches callejeros, además de circular fervorosamente por redes sociales.
¿Pero de quién es esta campaña que prácticamente nos remonta al Medioevo? De organizaciones religiosas que representan a padres, que junto a éstas, se oponen a la Ley de Educación Sexual Integral, debido a que según su punto de vista, estaría a favor de ciertas ideologías de género que ellos no aceptan.
Pero vamos por partes. Ya transcurrieron casi doce años desde la sanción de la ley 26.510, la cual en el 2006 dejó asentado que “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos de gestión estatal y privada”.
Además de educar sobre sexualidad, la ley buscaba romper los estereotipos de género, fomentar el cuidado del cuerpo propio y el ajeno, promover actitudes responsables y el respeto por la diversidad sexual .
Esto sucedió a lo largo de los años en muchas instituciones educativas, pero en otras, lamentablemente no, es decir, no se cumplía con su implementación.
En el 2017, en el cuestionario complementario de las pruebas Aprender, cuando se les preguntó a los chicos por temas que la escuela debería abordar pero no lo hace, el 79% de los estudiantes de secundaria dijo que falta educación sexual y el 76% que falta abordaje sobre violencia de género .
En ese contexto, y luego de que el Proyecto de ley sobre el aborto legal, seguro y gratuito no fuera aprobado en el Senado, -proyecto que dividió a la sociedad entre verdes y celestes: los a favor a la despenalización del aborto, y los a favor de las dos vidas- surgió esta nueva discusión sobre una ley muy necesaria, la de ESI, que aunque no se implemente como corresponde en todos los establecimientos educativos, plantea cuestiones esenciales que los chicos deben saber para cuidarse a sí mismos y a sus pares, en todos los aspectos de su vida, más allá de la sexualidad.
Ahora bien ¿qué dice esta campaña que exhorta desde una actitud beligerante #ConMisHijosNoTeMetas? Tres son sus premisas fundamentales. 1) No a la ideología de género. 2) Queremos educación sexual científica, biológica y sin ideología. 3) Los hijos son de los padres, no del Estado.
Respecto al primer punto, recordemos qué es la ideología de género. Es la forma usada por el Vaticano desde el año 2000, para oponerse al movimiento feminista, LGBT y a las luchas reivindicatorias delos derechos de estas minorías alrededor del mundo.
En realidad, la religión católica, como la iglesia evangélica, estarían en desacuerdo en considerar los factores psicológicos, sociales y culturales que podrían incidir en la sexualidad de las personas, más allá del sexo biológico de cada ser humano. Es decir, sería como una especie de fuerte negación de la realidad, de las historias de vida de todas las personas que lucharon y luchan por expresar su identidad de género y que descubren y aceptan sin tapujos su orientación sexual.
Respecto al segundo punto, “educación sexual sin ideología”, me pregunto si es posible para el entendimiento humano, como decía Francis Bacon, en “Ideología y Utopía”, “escapar a los matices de la voluntad y de las pasiones, las que determinan su propio sistema, pues el hombre siempre estará dispuesto de creer aquello que le halaga”.
Asimismo, como reflexionan los especialistas María Martín-Vivar, psicóloga, doctora en psicología y especialista en psicología infantil y Daniel Rama Víctor, psicólogo y especialista en psicología del adolescente: “La ideología de género establece una cuádruple disociación en el ser humano: el sexo biológico (cuerpo con el que se nace), la identidad de género (identidad que siente la persona y que puede coincidir o no con el sexo biológico), el rol de género (rol social de hombre o mujer, el cual viene determinado por la sociedad) y la orientación sexual (hacia quién se siente atraída la persona). “Entre toda esta información y debate es necesario acudir a las ciencias, biológicas, sociales, antropológicas, e intentar ser lo más rigurosos posibles. Es importante escuchar y respetar a las personas, cuando se defiende una u otra postura ”.
En relación a esto ¿cómo es posible pretender una sociedad mejor, si no reconocemos y respetamos el derecho a construir nuestra identidad de género, las diversas orientaciones sexuales que existen, así como las minorías debieron aceptar a priori el desacuerdo y rechazo de amplios sectores que dieron la espalda al hecho de que alguien no responda a su sexo biológico?
Por último, sobre el tercer punto: “Los hijos son de los padres, no del Estado”. Habría que recordarles a estos sectores que desde el reconocimiento casi universal de la Convención de los Derechos del Niño de Naciones Unidas de 1989, el niño, niña y adolescente son sujetos de derecho, y no objetos tutelares del estado.
“La Convención representó la consagración del cambio de paradigma que se produjo a finales del siglo XX sobre la consideración del niño por el derecho: el niño deja de ser considerado como un objeto de protección, para convertirse en un sujeto titular de derechos que debe ser empoderado en los mismos ”.
Los niños, como todas las minorías débiles, incluidas las mujeres, debían ser protegidos. “ Pero esa protección, en la mayor parte de los casos, suponía desde negarles capacidad jurídica, impidiéndoles incluso el derecho a poder participar en las decisiones esenciales que afectaban a su vida, hasta llegar a considerarlos casi una “propiedad” de aquellas personas de los que se les hacía “dependientes ”.
Sencillamente, finalizaré parafraseando al autor libanés Khalil Gibran: “Tus hijos no son tus hijos, sino hijos o hijos de la vida”. No los sobreprotejamos, y respetemos su cualidad de seres únicos.}
[2] Ídem 1.
[3] La Razón. es https://www.larazon.es/familia/que-es-la-ideologia-de-genero-y-por-que-levanta-tanta-polemica-PO17194281
[4] Instituto de Altos Estudios Universitarios https://www.iaeu.edu.es/estudios/derecho/los-ninos-como-sujetos-de-derecho/
[5] Ídem 3.