La “aplanadora” del rock pasó por el Anfiteatro Carlos Gardel y celebró sus 30 años junto a la música. La excusa fue presentar su nuevo disco “Haciendo cosas raras”, una reedición de 40 Dibujos Ahí en el Piso, pero no faltaron los grandes temas y su característica solidez arriba del escenario.
Es sábado y el Carlos Gardel de La Falda se va llenando de a poco, una lenta procesión. En la vereda que da justo en la entrada hay un tronco de madera, bien tallado y pintado, que sirve de cartel y avisa que Divididos desde hace 30 años sigue haciendo cosas raras. Son las siete y cuarto de la tarde.
Sigue ingresando la gente, casi todos treintañeros. Padres de treinta con sus hijos e hijas de veinte y pico, la llamada herencia. La espera se apaga con latitas de cervezas, cono de papas, panchos o “choris”. Cada vez más gente se agolpa en el “anfi”.
Cuando son las 21, ya la gente ingresa de golpe y va tomando forma y color. Las luces se prenden y apagan, la gente aplaude y afirma que la mejor banda del roncanrol es Divididos, lalalala…
Se apagan las luces y sale el “power trío”: Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella. La gente empieza a levantar sus manos, hacen los famosos “cuernitos”, gritan desaforados, sacan sus celulares para filmar un toque y todo el Anfiteatro se empieza a mover, algo parecido como una Bombonera.
Haciendo cosas raras, acaba de salir en todas sus plataformas. Río Cuarto y La Falda fueron los primeros en poder vislumbrar el material físico. Córdoba siempre tuvo tanta suerte con el rock.
“Che, que esperas?”, fue el inicio de una lista que tuvo 28 temas. Le siguió “Los sueños y las guerras”, “Haciendo cosas raras”. Rememorando esta nueva celebración, los nostálgicos recordaron esos primeros pasos. Le siguieron “Alma de budín”, “Tanto anteojo” y “Salir a comprar”. Un poderoso “Que tal” que se enganchó con la “Rubia tarada”, la primera referencia a Sumo, y que más adelante habría una sorpresa recordando a la mítica banda que supimos conseguir por el gran suelo argento.
Ya entraron en calor Mollo, Catriel y Arnedo;el público hizo también lo suyo. “Paisano de Hurlingham” fue el termómetro, pero después vendría el momento para calmar las aguas. Con una fibra muy íntima, pasaron tres versiones inigualables de “Como un cuento”, “Spaghetti del rock” y “Huelga de Amores”, una chacarera que algunos se atrevieron a bailar.
Mollo que tuvo mucha participación con agradecimientos hacía el público, pedidos y reclamos especiales. Se lo notaba muy alegre, se sorprendió de poder tomar agua sin cloro de una cascada, en su paseo por las sierras cordobesas. “El aire que tienen acá es increíble, no me duele nada”, dijo con una sonrisa larga. Luego hizo un pedido de tener conciencia a la hora de votar (“Hay que aprender a votar, volvemos a los años 30′”), al cuidado de la montaña (la “madre de todos”). También hizo mención a la educación cuando hizo pasar a los chicos más pequeños al vallado para que también disfruten de show y se mostró a favor de la ley sobre la legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo: “Yo tengo tres hijos, pero pude elegir. Legisladores varones, dejen a la mujeres argentinas el poder de decisión por su propio cuerpo”. Ricardo se llevó todas las ovaciones.
Fue un repaso completo por toda la historia de Divididos. Vida de topos, Cuadros colgados y la lista sigue: Tengo, Amapola del 66, Sucio y desprolijo, Rasputin, Paraguay.
Antes de despedirse, Alberto “Superman” Troglio (el famoso baterista de Sumo) se sumó a la “bata” y eligieron “Crua-Chan” para deleitar y hacer un viaje al pasado, recordando aquellos años dorados junto a Luca Prodan.
Mollo aclaraba que faltaba poco para la despedida y la gente lo supo entender. “El 38” provocaba el delirio y pogos por diferentes sectores de la pista. Sin respiero la intro característica e inconfundible, el tema que no puede faltar: Ala Delta.
Son las doce y diez, el público se va lleno, muy satisfecho, algunos piden otra, otros descansan después de tanto saltar, otras corean: “Y los pibes remontaban, barriletes y la virgen pasó haciendo ala delta”.
Los cordobeses seguimos siendo privilegiados, ya que se confirmó que el 1 de diciembre Divididos tocarán a cielo abierto en el Quality, su casa en Córdoba Capital, otra joya que los seguidores de Divididos no se van a perder, fieles a su estilo.