El pasado domingo 22 de Julio se llevó a cabo la elección interna de autoridades en la UCR, en la que ganó la agrupación Unidad Radical, que llevaba como principal candidato a Mariano Melana, con el 56% de los votos.
El hecho fue así reflejado por todos los medios locales y por demás celebrado por el núcleo devenido principalmente la conducción de la Juventud Radical que llevó a Melana al puesto de presidente del comité local del partido centenario.
Sin embargo, hay varias lecturas que se pueden hacer al respecto que llevaron a que lo que fuese en otro momento la fuerza política más importante de la ciudad, haya llevado apenas un número superior a los 800 votantes a las urnas el pasado domingo.
La principal causa puede desglosarse en una sola frase: Falta de representatividad, por un lado acumulada en los últimos años, y por otro en la actualidad de manera decidida adrede.
De forma sistemática y paulatina, todos los líderes juveniles que fueron surgiendo en el radicalismo abandonaron el partido. En principio desplazados por la bipolaridad interna que presentaba los líderes Eduardo Conde y Carlos Felpeto y, más tarde, por la presencia casi unipersonal de este último, los jóvenes que veían coartada su posibilidad de ganar una interna fueron huyendo hacia otros partidos o fueron generando los propios.
Por distintos motivos y en diversas época se fueron del partido los principales candidatos a tomar la posta dentro del radicalismo local: Omar Ruiz, Rodrigo Serna, Oscar Sépola y Esteban Avilés huyeron ante la imposibilidad de transformarse en referentes internos. Vale destacar que todos excepto Sépola que se alejó de la política por un tiempo, lograron cargos de relevancia por fuera del radicalismo.
Eso fue generando un vacío de líderes que ya lleva 10 años y del cual el radicalismo no logra recuperarse.
Por otra parte, en la actualidad, la elección del domingo llevó a dirigentes que no son los líderes de sus espacios, sino que fueron representando a una agrupación que conducen o lideran otros dirigentes. Las tres agrupaciones que disputaron la interna, escondieron sus principales cartas , quizás pensando en 2019, y los candidatos que encabezaron las listas: Mariano Melana, a la postre ganador, Marcelo Grassi y Rolando Rodríguez no llegaron a convocar una masa de votantes que le de a la UCR una chapa que mostrar en vistas a los próximos comicios.
Que haya ganado Melana no es un dato menor, teniendo en cuenta que la mayoría de los integrantes del grupo que lo llevó como candidato, no trabajaron en las últimas tres elecciones (al menos) para candidatos del radicalismo sino que su trabajo viene unido a la actual gestión. De allí que se hable de la vuelta del avilesismo al partido, algo que lo vacía de contenido llevándolo a ser casi un brazo de Carlos Paz Unido.
Hoy, con apenas 17% de los electores habilitados participando, sin renovación en el partido y con enfrentamientos personales que resquebrajan al partido desde adentro; por primera vez el radicalismo podría no tener un candidato propio en las elecciones municipales de 2019.
Esta crisis de representatividad lo deja débil si se piensa en la negociación con una supuesta mesa de Cambiemos, o, en todo caso podría llegar a hacer que una floja elección lo hunda aún más.