Si bien la violencia de género existió siempre, en estos últimos años se destapó una verdad oculta, que generó grandes cambios en el país y en el mundo. Un gran cambio fue la macha por el #NiUnaMenos desde el 3 de junio del año 2015, como también denuncias públicas en redes sociales y apoyo de mujeres unidas en esta gran lucha.

La violencia de género se da en cualquier ámbito, desde el ámbito familiar, tanto como laboral, escolar o cualquier otro.

Carlos Paz Vivo! entrevistó a la abogada Liliana Quiroga, especialista en el tema, que detalló que “en la zona de Punilla, la ciudad de Carlos Paz ha tenido muchos casos de violencia”. “Otra es la ciudad de Rio Cuarto y Villa María con un alto índice de femicidios, en donde se están implementando un montón de políticas públicas para tratar de paliar y ver como revertimos esto”.

-¿Cómo es el recorrido de la mujer cuando acude a vos por un caso de violencia de género?

-Han cambiado los tiempos. Lo que nosotros antes planteábamos como la ruta crítica de la mujer que tenía que deambular por un montón de lados para poder hacer una denuncia y que se la recepten, en este momento se ha ido aceitando el circuito y existen instituciones públicas en donde la mujer ya puede denunciar y encontrar otro tipo de ayuda y apoyo, no solo desde lo jurídico sino también desde otro tipo de cuestiones. Hay instituciones que se están abocando a que sea real, es decir que la mujer que ha padecido la situación de violencia pueda proyectarse y, a futuro, empezar a vivir una vida libre de violencia. Ha sido un camino difícil,  obviamente, desde lo jurídico muchísimo más, y desde el foro aún más.

-¿Y cómo se da la situación en el Poder Judicial?

-Han salido estadísticas de la oficina de la mujer que señalan que si bien el Poder Judicial está constituido por un 60 por ciento de mujeres, no son las que llegan a los puestos más altos. En este momento si es plausible que tengamos una Presidenta del Tribunal Superior, y también en su momento la doctora Cafure, que fue la pionera en violencia familiar y violencia de género, que fue un poco la promotora de esto. La realidad es que siempre falta pero se ha avanzado bastante. La mujer en este momento tiene otras herramientas que si uno lo pensara 5 o 10 años atrás, esto no existía. Entonces me parece que eso ha ido un poco modificando y haciendo un poco de alerta a la sociedad y sobre todo a los hombres en su mirada machista de poder revisar algunas pautas y eso está bueno. Hay muchas leyes que se han empezado a visibilizar y que no hablan sólo de la violencia doméstica ya que hablamos de la violencia de género en todos sus ámbitos. Han habido casos relevantes de violencia laboral, violencia mediática. Es como que la sociedad va entendiendo, le guste o no, que existen otros modos de comunicación que no tienen que ser precisamente los que veníamos usando, o el acoso callejero, que una no tiene por qué tolerar que le digan cualquier barbaridad en la calle. No me parece malo que halaguen a una mujer o que resalten su belleza, pero tampoco voy a tolerar como mujer que si digan barbaridades (lo digo porque lo he vivido de chica). En este sentido, se ha avanzado.

-¿Cómo puede reconocer una mujer la violencia verbal o física?

-Siempre me preguntaba cómo hacia la mujer para reconocerse víctima de violencia. En realidad la palabra víctima se está revisando porque es ubicar a la mujer en una situación de des-valor o en un plano de inferioridad respecto a quien ejerce la violencia sobre ella, que generalmente es un varón. La mujer tiene una percepción, pero además se da cuenta ante actitudes que llevan al espiral de escalada de la violencia. Existen ciertas características de peleas en el hogar que pueden ser normales, pero cuando eso se vuelven consuetudinario, que sea cotidiano que yo me comunique agresivamente con el otro o que yo adopte un lugar de sumisión en una relación, se está marcando una pauta de violencia. En ese sentido, si con el tiempo se van reiterando conductas en donde a mí por ejemplo me lesionan mi libertad individual (´vos no salís a trabajar, vos no salís así cambiada, vos no trabajas, etc´), son varias cuestiones que empiezan a hacer ruido y en general la mujer al principio tiende a justificar estas acciones de su compañero. La libertad individual de la persona va más allá de la relación de pareja y eso llevado a los extremos más terribles puede llegar al femicidio. En general, hay un periodo en el tiempo en donde comienza a estar este tipo de conducta, y las mujeres lo van percibiendo. Con todas estas jornadas de sensibilización, la propaganda, los medios han colaborado a que se visibilice. Las redes sociales ayudan un montón, porque hoy en día las mujeres trasmiten a través de esos medios y se relacionan a la vez con otras mujeres para pedir ayuda  o para revisar si realmente están viviendo violencia de genero.

-¿Cómo es el proceso para determinar si la denunciante dice la verdad?

-La ley misma dice que cuando una persona denuncia una situación de violencia, el que está obligado a tomar la denuncia no puede poner en tela de juicio si es verdad o no. Para eso existen instrumentos en el procedimiento que hacen que eso se devele como una denuncia o como una falsa denuncia. Es decir, hay mecanismos procedimentales desde lo jurídico que te pueden llevar a decir ´era una falsa denuncia porque cuando se denunció, se fue a constatar el hecho o cuando se fue aportaron determinadas pruebas. Puede haber excepciones en caso de las mujeres, pero de la experiencia que yo he tenido, en general la mujer que denuncia, denuncia después de montones de hechos y años de padecimiento, y les cuesta mucho a las personas desde la vergüenza de haber sido víctima y tener que ir a contar cuestiones muy íntimas ante un extraño. Siempre se parte del principio de buena fe y de credibilidad de lo que se está denunciando y después se ira descartando si es real el hecho o no. Yo puedo asegurar en este momento que entre el  80 y 90 por ciento de los casos son verídicos.

La marcha fue una bisagra histórica, no hay ninguna duda, al menos para quienes venimos peleando por los derechos  de la mujer y en contra de la violencia de género.

-¿La marcha del #NiUnaMenos desde el año 2015 ha ocasionado cambios, o ampliado lo que respecta a la ley sobre violencia de género?

-La marcha fue una bisagra histórica, no hay ninguna duda, al menos para quienes venimos peleando por los derechos  de la mujer y en contra de la violencia de género. Ayudó muchísimo, primero a visibilizar la violencia hacia la mujer. Ayudó también a que las mujeres se animen a decirlo, ayudó a poder adherir a la ley de violencia de género, a que se empiece a hablar no sólo desde el ámbito privado de la violencia familiar. A partir de ese hecho del 3 de junio, una empezó a visibilizar que hay otros tipos de violencia que no los cometen las parejas, sino también los funcionarios públicos, lo cometen los médicos, los periodistas. Tenemos siglos de formación machista en todas las instituciones públicas y privadas, en donde cuesta mucho desterrar ese modelo, entonces cuando uno empieza a transitar este camino de visibilización, de que siempre la mujer estaba en un segundo plano. Que una convención internacional haya tenido que decir en la ONU, en Beijing, de que los Derechos Humanos también son de las mujeres, estamos hablando de ¿Las mujeres éramos ciudadanos de segunda categoría?… Es para replantearse que hay otros ámbitos que no estaban visibilizados, yo creo que eso fue una puerta que se abrió para ver otras cosas.

“El ámbito de la Justicia ha sido machista a ultranza”

– ¿Podemos decir que el ámbito de la Justicia es un poco machista, o ha cambiado en los últimos años?

-El ámbito de la Justicia ha sido a ultranza machista. En el ejercicio de la profesión lo he vivido cuando ejercí en algún momento en el fuero penal (en la Ciudad de Córdoba). Y desde la Facultad de Derecho a nosotras nos mandaban a lavar los platos, no se podía ver  a una mujer en el fuero penal. Después se fue abriendo y ahora te diré que casi el 50 o 60 por ciento están en el fuero penal. Es un fuero muy difícil donde todavía se siguen defendiendo valores netamente machistas, y eso ha llevado a que el Tribunal Superior de Justicia (dirigido por una mujer en la actualidad) revise las sentencias que ingresan con una casación, que es una apelación en la última instancia en el Tribunal Superior. A través de los fallos han ido hablando para que se vuelvan a revisar esas sentencias. Por ejemplo: Sentencias que condenaban a hombres a femicidas por homicidio calificado por el vínculo (hablando de violencia de pareja), en donde se los condenaba por homicidio agravado por el vínculo cuando en realidad el Código Penal prevé una figura especifica que es la del femicidio. Y el TSJ ha mantenido su criterio diciendo que se aplique esa figura y no el homicidio agravado por el vínculo, que se tendría que aplicar a otras figuras delictivas. Están hablando y bajando línea y cuesta mucho, ha costado un montón, pero de a poco se ha ido permeabilizando  en el pensamiento de los funcionarios judiciales.

-Tomando el caso de Andrea Castana ¿Qué podes decirnos desde tu lugar como abogada especialista en violencia de género?

-Es un caso muy complejo, no conozco el expediente y por lo tanto sería una imprudencia de mi parte hablar de un caso que uno no ha llevado adelante. Pero por lo que uno conoce y por los medios, es un caso en donde se han disparado varias aristas y realmente es muy difícil. Desde ya es un femicidio a todas luces. Ha costado mucho y más aún para la familia poder ver que se trataba de un femicidio literalmente, porque fue un caso emblemático en donde no se tomaba como femicidio. Sin embargo, el caso de Andrea pasó a engrosar la fila de las estadísticas de femicidios en Córdoba. Es un caso muy complejo, del cual no conozco lo suficiente como ha sido el desarrollo de los hechos, pero sin dudas fue un caso de violencia de género. Fueron una seguidilla de casos y de mujeres muy jóvenes. La franja que se mide en el registro de femicidios va desde la franja de 20  hasta los 45 años. Creo que en el interior es donde han habido casos que han conmocionado mucho, sobre todo en poblaciones chicas (comparado con Córdoba).

El caso castana Es muy complejo y no conozco lo suficiente como ha sido el desarrollo de los hechos, pero sin dudas fue un caso de violencia de género

-¿Podemos decir entonces que la provincia de Córdoba es una de las que más violencia de género sufre?

-Si no me equivoco esta tercera después de Rosario, Santa Fe. Aparte se toman las estadísticas también en término de la población de la provincia.

-En estos últimos años ¿el índice de violencia de género ha subido o bajado en comparación a otros años?

-Creo que todavía no han bajado ni cerca. Yo creo que es terrible porque los índices de femicidios se han ido agravando y eso que tenemos adhesión e instituciones públicas que bregan por los derechos de la mujer y por la protección de la misma. Y sin embargo creo que estamos hablando más allá de los índices o de lo que uno pueda sensibilizar y estar días hablando. Creo que influyen o confluye un montón de cuestiones que son externas y que hacen a que la sociedad también se vuelva violenta. A la hora de tomar la denuncia, el formulario tiene indicadores de ese tipo como es el consumo de alcohol, de sustancias prohibidas, que hacen a que colaboren. No es que el que se drogue mata o violenta su pareja, pero es un indicador fuerte que colabora. Hemos escuchado un número de policías denunciados por violencia, no sólo por la fuerza policial, sino también de la parte servicio penitenciario, militares también y todo lo que sea fuerza de seguridad. Tienen un índice de denuncias por violencia de género, que realmente te sorprende.