El arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, presidió Tedeum en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen en la que participaron el gobernador Juan Schiaretti y el intendente Esteban Avilés.
En la tradicional ceremonia, las palabras del prelado hicieron referencia al momento de crisis que vive el país y a la necesidad de retomar los valores de Mayo que dieron origen a nuestra Nación.
“Los creyentes, fieles de distintas tradiciones religiosas, queremos hoy dar gracias a Dios porque reconocemos que la Patria es un precioso don de su Providencia”, expresó Ñañez en el comienzo de su homilía.
Y sobre las bondades de nuestra tierra, sostuvo: “En nuestro corazón surge, al considerar esas riquezas recibidas, algunas preguntas acuciantes: ¿qué hemos hecho con ese enorme capital? ¿qué estamos haciendo con esa hermosa herencia llegada a nuestras manos?”.
Y añadió: “Debemos reconocer, con dolor, que también somos responsables de cosas mezquinas y lamentables. Así, por ejemplo, al celebrar el centenario de los hechos de Mayo de 1810, nuestra Nación estaba considerada entre los países más importantes y prósperos del orbe. Sin embargo, cabe hacerse esta pregunta: ¿esa prosperidad, esa riqueza estaban distribuidas con verdadera equidad entre todos los ciudadanos?; ¿no estaban más bien concentradas en pocas manos?”.
En otro tramo de su sermón, el arzobispo de Córdoba sostuvo: “Hemos hecho cosas tremendas y reprobables, como la violencia fratricida con diversas expresiones a lo largo de los años: los enfrentamientos entre unitarios y federales en el siglo XIX; el terrorismo y la represión terrible y totalmente fuera de la ley del siglo pasado; los resentimientos, los revanchismos e incluso las venganzas que nos hacen sufrir y nos paralizan hasta el día de hoy. ¿Y qué es lo que estamos haciendo? Me parece que estamos desoyendo y olvidando las lecciones de nuestra historia, sobre todo de la más reciente”.
Como en 2001
En otro tramo de su homilía, Ñañez aseguró que hay situaciones coincidentes en el presente con la crisis de 2001. “Releyendo los mensajes del episcopado entre los años 2001 y 2003, años de profunda crisis, da la sensación que están escritos para la situación actual. ¿No estaremos repitiendo la historia? Teniendo a la vista también algunas homilías del entonces Arzobispo de Buenos Aires, el Cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, da la sensación que sus reflexiones y sugerencias no han sido tenidas en cuenta en nuestros procederes como ciudadanos”.
Y acotó: “Somos, aunque duela decirlo, como un “espectáculo para el mundo”, que no entiende nuestras constantes contradicciones”.
Luego, recordó al San José Gabriel Brochero al subrayar: “El testimonio y la obra de Brochero en Traslasierra, cuyas resonancias llegaron también a esta Villa, está hablándonos con una elocuencia manifiesta. Él sí que supo administrar bien los talentos recibidos”