José Antonio Polidoro falleció en las últimas horas y generó mucho dolor en la zona.
Don Polidoro era una institución al costado de la ruta 38 y Luis Tórtolo lo reflejó en varias oportunidades en su retrato de personajes y lugares de la región.
Aquí va una de sus historias sobre este personaje tan singular de nuestra zona.
PhoTortul 2338
“Don Polidoro, al costado del camino”
Cortes de Furt – V.C.Paz
Diciembre de 2021
Don José Antonio Polidoro, ya pasó y pisó los 70 y más de la mitad de ellos fueron aquí, ‘viviendo en el limite’, como cantaba un tal Eddy Grant.
Hace 42 años que tiró el ancla, casi literal.
Fue ese día, cuando desenganchó aquí un Fiat ‘Bolita’ que traía arrastrado con su colectivo, en camino de su Bell Ville a lo que sería su destino de radicación laboral en La Rioja.
El trabajo de parto de su ‘Patrona’ lo obligó a parar acá, estos lares le gustaron, arregló un boleto de compraventa con Don Santa Cruz y aquí tuvo a varios de sus 7 (siete) hijos.
Este sitio era por esos años, allá por 1980, una zona gris en materia urbana y política, aunque siempre bella y colorida en términos turísticos. Pensemos que estamos a metros del célebre ‘Castillo de Furt’, erigido en la loma elegida por el famoso escritor para radicar allí su monumental casona y albergar tanto a su familia como a la biblioteca privada más grande de Argentina.
Pero vuelvo a Don Poli que enciende otro pucho para hacer mas llevaderas mis preguntas.
Don Polidoro tuvo menos vuelo, en materia arquitectónica, que su vecino ilustre. Lo suyo es más humilde, por cierto, pegadito al paso de vehículos de gran porte, este motivo le ha traído problemas permanentemente.
Su enclave, alguna vez bautizado ‘Villa Polidoro’, está a la vera de la peligrosísima Ruta 38, arriba de los caracoles o ‘Cortes de Furt’ y fue tironeada en los planos y papeles, por los ejidos (y abogados… y loteadores… y…) de Villa Carlos Paz, de Santa Cruz de Lago y de Estancia Vieja, cuando esta última, dejó de ser un barrio de Carlos Paz y pasó a tener autonomía.
Todo un tema.
Situaciones difusas como en la triple frontera, allá por las cataratas, o casi.
Don polidoro es todo un personaje, capaz de atajar los 38 grados a la sombra de un toldo, con su saco eterno y su corbata flaca. También con el infaltable pucho, que ya es el segundo de la tertulia.
“El turista y mi clientela merecen que los reciba bien”. Me dice, cuando le destaco su estampa. Acto seguido, pasamos a hablar de las ofertas que tiene, que van desde reposeras y artículos de camping a gomas de ‘medio uso’… y ese motor Bedford del cartel. Toda una oferta… toda una ocasión.
A su derecha, como tatuada en su edificio, una bandera de ‘Taiere’ lo delata.
Sostiene que el campeonato se nos escapó por poco… pero me dice que me quede tranquilo, que está al caer otra estrella.
Linda charla tuve, cerrando este 2021 tan difícil, a la vera de la transitada arteria, donde los camiones resoplan aliviados tras la mortal trepada y nos tiñen de hollín.
Siento que Polidoro y Yo nos vamos a volver a encontrar.
Algo me late… y no es mi corazón. Tampoco creo que sea por el Bedford porque no sabría que carajo hacer con semejante fierro. Quizas lo diga porque en la charla, nos descubrimos ‘Paisanos’, con sangre del norte de Italia, de Il Friuli, casi Austria, casi Suiza, casi Eslovenia… y sospecho que algunas gotas gitanas debe correr sueltas por esas venas.
Don polidoro, Personaje de Villa Carlos Paz, ya que así lo definió el nuevo límite de ejidos. #AltroQue