Por Fernando Agüero. Ni una película de ciencia ficción con la historia más descabellada podría delinear un guión equiparable a la realidad de la política argentina. Y así como ni el más osado de los encuestadores pudo predecir el triunfo de Javier Milei en las urnas tan sólo unos meses antes de su concreción, ni el más creíble de los oráculos se hubiera animado a plantear un escenario político como el que se observa hoy en relación a las figuras del gobernador Martín Llaryora y el intendente Esteban Avilés.
Para armar el rompecabezas de la política carlospacense hay que contar con una guía que dibuje una confusa línea temporal de las dos últimas décadas.
En 2011, Esteban Avilés llegó al Palacio 16 de Julio tras escindirse de la UCR y darle pelea desde afuera al entonces caudillo local Carlos Felpeto que no pudo presentarse a partir de la entrada en vigencia de la Carta Orgánica Municipal que habilita a sólo dos periodos consecutivos. En esos primeros años, con José Manuel de la Sota transitando su tercer periodo como gobernador, la relación entre el gobierno local y el provincial fue bastante mala. Avilés, que había llegado al poder junto a Walter Gispert (Frente Cívico) y Omar Ruiz (entonces en la Coalición Cívica), era muy crítico de algunas decisiones del “Gallego” basándose en su amistad con el exintendente Felpeto y las esquirlas que habían quedado de la fallida conformación de la Corporación Puerto San Roque, un plan para emular Puerto Madero en Carlos Paz.
Todo cambió en 2015. Avilés ganó por un amplió margen su reelección y Juan Schiaretti se impuso para asumir su segunda gobernación de Córdoba. Por esos años comenzaría un periodo de coqueteo previo para llegar a un amor incondicional entre Avilés y el Gringo que derivaría, en 2019, en la candidatura del intendente a una banca de la Legislatura dentro del esquema de Hacemos por Córdoba (así se comenzó a llamar la coalición gobernante). A esta altura, ya Gispert y Ruiz no formaban parte hace rato del esquema de Carlos Paz Unido, transformado ya en avilesismo puro.
Aquellos tiempos felices
Mientras Carlos Paz fue gobernada por Daniel Gómez Gesteira, Avilés no duró ni una sesión en la Legislatura y, tal como era el acuerdo previo, se sentó durante 4 años en la presidencia de la Agencia Córdoba Turismo.
Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad, Emilio Iosa, un exfuncionario municipal de la segunda gestión de Avilés, se ubicaba en el tercer lugar de los comicios locales con una fuerza política nueva, denominada Carlos Paz Despierta.
Los cuatro años de Schiaretti en el gobierno provincial y Avilés en la Agencia Córdoba Turismo, presagiaban un futuro de alianza duradera al tono de discursos edulcorados, cruces de elogios permanentes y nombres en diminutivo a la hora de presentaciones oficiales. Pero, el tiempo pasa volando y 2022 se vino encima con un escenario nacional y provincial de escasa previsibilidad electoral.
El principio del fin
Mientras el intendente de Córdoba, Martín Llaryora, se calzaba el traje de candidato a gobernador, Avilés estudiaba los pasos a seguir con algunos guiños hacia sectores de Juntos por el Cambio alineados con el entonces ascendente jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Sobre esto hay que decir si se revisan los archivos de esos meses en diarios y portales, el “Pelado” era la carta triunfal del principal partido opositor aunque luego pasara lo que terminó pasando.
La campaña de Punilla fue, quizás, el principal punto de quiebre entre el peronismo cordobés y sus candidatos y el principal postulante a la intendencia del oficialismo local y por entonces funcionario provincial, Esteban Avilés.
En el riñón de Llaryora comenzaron a exasperar lo que consideraron como escaso o nulo apoyo en las presentaciones del candidato de Hacemos Unidos por Córdoba en Carlos Paz y Punilla. Con la performance electoral en la mano, y el triunfo del Luis Juez en la ciudad y el departamento, el lunes después de los comicios ya estaba todo roto entre el Llaryorismo y el Avilesismo.
Por eso, a algunos no les sorprendió la confirmación del ingreso del excandidato de Juntos por Carlos Paz, Emilio Iosa al esquema provincial en una área tan sensible como la contaminación del lago San Roque. El excandidato basó sus dos campañas a la intendencia con fuertes críticas y planteos sobre la proliferación de cianobacterias en el embalse. Y desde hace dos meses forma parte del área que se dedica a trabajar en el saneamiento de la Cuenca.
La designación fue tomada como una afrenta por el gobierno de Avilés que en plena temporada de verano salió a pedirle a la Provincia que arbitre los medios para descontaminar el embalse en medio de un bloom de algas en distintos puntos de su cuenca.
La batalla siguió hasta la última semana en que al tema del lago se le sumó el del subsidio al transporte urbano de pasajeros que el Gobierno provincial decidió modificar.
Y volvió sobre el lago con planteos judiciales entre ambas administraciones.
Con todo, el mapa político volvió a cambiar y la virulencia volvió entre el plano local y el provincial. Habrá que guardar este artículo para leerlo en algunos meses o en tres años, antes de lo que será una nueva instancia electoral.