Boca Juniors, seis veces campeón de América, enfrentará a Fluminense, de Brasil, en una final que opondrá a equipos de estilos disímiles y en la que los “Xeneizes” intentarán conquistar su ansiada séptima Copa Libertadores en un escenario mítico como el Maracaná de Río de Janeiro.
La final de la edición 2023 del torneo más importante de Sudamérica a nivel de clubes se jugará este sábado desde las 17 con el arbitraje del colombiano Wilmar Roldán y televisación de Telefé, ESPN, Fox Sports y las plataformas Star+ y PlutoTV.
Boca, que se coronó por sexta y última vez en 2007, intentará cortar la hegemonía reciente de los equipos brasileños, que se quedaron con las recientes cuatro ediciones de la Libertadores, dos ganadas por Flamengo (2019 y 2022) y otras dos por Palmeiras (2020 y 2021).
Además, el “Xeneize” intentará igualar el registro de Independiente de Avellaneda, que se mantiene como el más ganador de la Libertadores con sus siete trofeos obtenidos entre 1964 y 1984.
El equipo boquense que dirige Jorge Almirón protagonizó una campaña impecable en la fase de grupos y se adjudicó el F, luego en los mano a mano eliminó a Nacional de Montevideo, Racing Club y Palmeiras, con la curiosidad que todas las definiciones fueron por penales y se agigantó la figura del arquero Sergio “Chiquito” Romero.
Su rival, el “Flu”, que lo más cerca que estuvo de ganar la Libertadores fue en 2008 cuando perdió la final con la Liga de Quito que dirigía el “Patón” Bauza, se adjudicó el grupo D (goleó a River por 5 a 1 en el Maracaná) y luego dejó en el camino a Argentinos Juniors, Olimpia de Paraguay e Internacional de Porto Alegre.
Si bien el partido se juega en tierra brasileña y en la “ciudad maravillosa” a la que pertenece “Flu”, Boca estará acompañado por una multitud adentro y afuera del estadio, ya que al menos 100.000 “bosteros” invadieron Río para respaldar los colores azul y oro que desvelan a la mitad más uno de la Argentina.
La final, que en el caso de terminar empatada se jugará tiempo extra de 30 minutos, y de persistir la igualdad habrá definición por penales, se perfila en lo previo con mucha paridad y una equivocación o un error puede ser determinante para consagrar al nuevo campeón de América.
En la previa el clima está muy enrarecido por actos de violencia en que la policía brasileña y los barras del “Flu” agredieron a hinchas argentinos y sus familias lo que generó un estado de alerta departe de la Conmebol y las autoridades de Río de Janeiro y los dirigentes de ambos clubes.
En el caso de Boca, la final tiene trascendencia deportiva y también política, ya que si gana la Libertadores sería determinante en las elecciones de fin de año para renovar las autoridades del club.
Por el lado del “Flu”, las figuras del equipo carioca son el argentino Germán Cano, goleador de la Libertadores con 12 tantos, el zaguero Felipe Melo, el lateral izquierdo Marcelo, exfigura del Real Madrid, y el mediocampista ofensivo Ganso.
El equipo brasilero irá por su primera conquista importante ante un rival de la jerarquía de Boca que desea recuperar la Libertadores luego de esa lejana consagración en 2007 y de dos finales perdidas en la última década, la primera con Corinthians en 2012 y la segunda frente a River en 2018.
Será también una prueba de fuego para Jorge Almirón, al que le costó encontrar una línea de juego y que aún no logró conquistar al hincha de Boca que lo mira de reojo, aunque si consigue el título pasará rápido de ser discutido a admirado.
El historial entre Boca y Fluminense es de seis partidos, todos por Copa Libertadores, y está igualado con dos triunfos para cada uno y dos empates.
La última vez que se enfrentaron fue el 23 de mayo de 2012 también en Río de Janeiro e igualaron 1 a 1, con goles de Carleto para los cariocas y el uruguayo Santiago Silva para los “Xeneizes”, en un resultado que le permitió a equipo argentino avanzar a semifinales, y más tarde llegaría a la final que perdió con Corinthians.