El programa es dictado en la Facultad de Psicología de la UNC. Los perros son entrenados para asistir a personas con distintas discapacidades y enfermedades físicas o psíquicas.
La Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) desde el año 2019, se entrenan perros mestizos rescatados con la finalidad de asistir de forma terapéutica a personas con discapacidad motriz o psíquica y con el objetivo puesto, además, en fomentar la adopción responsable.
Se trata del programa de formación de promotores en educación canina con enfoque en intervenciones asistida con animales (PIAA), que es dictado por la licenciada en psicología Marisa Morales.
El curso es pago y anual, con clases prácticas y teóricas de forma presencial y virtual. Se debe asistir de forma presencial a las prácticas con un perro; si no poseen animal, se le asigna uno rescatado de alguna asociación de Córdoba vinculada con el programa, con el compromiso de cuidarlo durante todo un año.
La licenciada Morales destaca: “Nuestro objetivo es ver cómo el animal puede actuar o aportar en determinadas situaciones. Este año vinieron a hablar personas sobre los derechos y necesidades de los adultos mayores y profesionales nos explicaron sobre autismo, entonces nos apropiamos del conocimiento para saber qué haríamos en determinado contexto”.
La parte práctica del curso se organiza con diferentes ejercicios: “Los conocimientos son una herramienta muy importante para poder entrenar al perro y que pueda cumplir con el objetivo propuesto por los profesionales. El grupo en el área práctica trabaja con Role Play, donde una persona actúa un rol o situación específica, esto colabora al entrenamiento de la mascota para que cumpla luego con una situación real”, explicó la psicóloga
Todos los sábados, en un ambiente distendido entre mates y risas, el grupo se junta con sus perros en el patio de la facultad. Muchos alumnos que ya terminaron el curso hoy permanecieron colaborando como cotutores, lo que es enriquecedor para la iniciativa.
Actualmente, algunos de los integrantes del equipo visitan todos los jueves a una asociación que trabaja con adultos mayores con múltiples discapacidades, y allí realizan intervenciones con los perros. Próximamente, se incorporarán prácticas institucionales dentro de la cursada.
“Tenemos requerimiento de familias o instituciones que necesitan un perro de intervención, pero muchas veces no alcanzamos a cubrir la demanda. No todos los perros que pasan por el programa son aptos para intervenciones, debe tener determinado temperamento”, aseguró Morales.
La directora del curso comprende la problemática que hay en torno del abandono de animales, especialmente en perros. Por ello también impulsan la adopción y el trabajo con perros callejeros y de esta manera colaboran con la educación del animal que al finalizar el curso tiene mejores oportunidades de adoptabilidad.
Y agrega: “Los perros son animales muy resilientes, tienen mucha habilidad para empatizar rápidamente con las personas; estudios dan cuenta que leen los estados emocionales con una precisión muy confiable, estas habilidades son adecuadas para el trabajo en intervenciones porque permiten detectar fácilmente cómo acercarse a una persona con algún padecimiento físico o psíquico“, remarcó la directora de PIAA.
Al finalizar el curso, a través de jueces externos, la persona tiene una evaluación teórica y el animal una instancia práctica. Si aprueban, el humano obtiene una certificación de promotor de educación animal con enfoque en intervención asistida con animales y el perro se lleva un carné que constata que es “ciudadano canino educado”.
A los dos años el carné del animal caduca y tiene que ser renovado nuevamente mediante la misma evaluación práctica y al perro no se debe dejar de entrenarlo para que no olvide lo aprendido.
Fuente y foto: La Voz