La fabricación y uso de parche amnióticos -hechos a partir de placentas humanas- crece a lo largo del país con un doble beneficio: por un lado, es altamente eficaz para la reparación de daño oftalmológico y quemaduras y, por el otro, permite aprovechar los beneficios de este tejido que, de otra manera, se convertiría en un residuo patológico después del parto.
A lo largo y a lo ancho del país se populariza el uso de parches amnióticos a partir de placenta humana en pacientes con daño oftalmológico o con quemaduras, siendo pionero en la fabricación de este insumo el Hospital ‘Profesor Dr. Juan P. Garrahan’, allá por el año 2001.
La membrana amniótica de la placenta se obtiene de la donación de las mujeres que transitan partos por cesárea, y en lugar de desecharse como residuo patógeno, puede utilizarse para mejorar la salud de otras personas.
Si bien hay cada vez más provincias que utilizan este recurso, todavía son pocos los lugares que se dedican a su producción, además del Garrahan.
En ese sentido, la Asociación Civil Para el Progreso de la Tecnología Médica de Tejidos – Banco de Tejidos BMA (Amniosbma) trabaja desde hace seis años en la elaboración de parches amnióticos distribuyendo a diferentes hospitales, llegando a un total de 16 provincias.
“Hoy distribuimos nuestros productos a 16 provincias, el 85% de lo que producimos se destina a hospitales públicos, que es uno de nuestros ejes. Contamos con un stock bastante importante, y dentro de estas presentaciones abordamos lo que es el área de oftalmología, odontología, pacientes quemados, y tratamiento de distintos tipos de heridas como pie diabético, úlceras por presión, quemaduras”, contó a Télam-Confiar Mariano Berra, farmacéutico y director técnico de esta Amniosbma.
Consultado sobre la obtención de material biológico para desarrollar las diferentes presentaciones, explicó que “tenemos convenios con siete hospitales que nos están abasteciendo de placentas”.
“Primero se realiza un convenio con el hospital y se hace una capacitación sobre cuáles son los criterios de inclusión y de exclusión y todo lo que es la documentación respaldatoria, ya que la placenta es una donación de la gestante. Una vez realizada la donación tenemos 24 horas para poder procesarlas”, detalló.
El Banco de Tejidos de Amniosbma funciona en el predio del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), en un edificio que pertenece a la Universidad Nacional de San Martín, en la localidad bonaerense homónima.
En cuanto a la efectividad del insumo, Berra sostuvo que “se trata de distintos tipos de patologías y depende del tipo de herida, pero en general es un tratamiento que tiene muy buenos resultados; como todo, está condicionado a ciertas cosas como por ejemplo, en un pie diabético la respuesta tiene que ver con la irrigación que tiene la zona, si está o no está infectada, etc.”, describió.
Respecto a los inicios de este trabajo, contó: “Hace seis años comenzamos a ver que las placentas se descartan como un residuo patogénico generando un gasto por ese descarte cuando podrían utilizarse para crear estos parche con una gran potencialidad cumpliendo con los requerimientos”.
“Nos entusiasmamos con la idea, formamos un equipo interdisciplinario y arrancamos. Tuvimos que montar el banco, cumpliendo con todas las especificaciones edilicias para el procesamiento de placentas, y posterior a eso armamos nuestro sistema de calidad para la habilitación que terminó de salir en marzo de 2020”, relató.
Por su parte, el Banco de Sangre y Tejidos de Misiones se embarcó recientemente en el desafío de la producción de estos parches. Para esto ya cuenta con el equipamiento y el profesional capacitado y se encuentra en una etapa administrativa, es decir, tramita determinadas autorizaciones frente al Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) para comenzar la elaboración.
En el mismo sentido que Berra, la coordinadora del área de tejidos del Banco de Sangre, Daniela Cáceres, sostuvo en una entrevista con Télam-Confiar que “la placenta es un tejido que se descarta y la idea es poder aprovechar todas esas propiedades naturales para poder dar soluciones a pacientes quemados, que necesiten de este tipo de soporte para la regeneración de la piel y protección”.
Y continuó: “Lo que hicimos fue coordinar actividades con el Hospital Materno Neonatal (HMN), que es el centro de salud de la zona donde hay partos por cesárea y al que más recurren las madres para tener a sus bebés. La primera etapa consiste en todo lo que sea promoción y captación de la donante, se hace en conjunto nuestro servicio, para lo cual firmamos un convenio con el hospital”, explicó Cáceres.
Cabe destacar que el Banco de Sangre y Tejidos se encuentra en el mismo predio que el HMN. “La idea es que en el consultorio, los obstetras le den la información a las madres, que existe la posibilidad de donar la placenta. Para esto las madres tienen que cumplir los requisitos de tener un embarazo controlado, la paciente debe tener la serología de los últimos tres meses, tienen que ser mayores de 18 años, en el caso que sean menores y quieran donar, tienen que hacerlo con la presencia de un tutor porque tienen que firmar un consentimiento informado”, señaló la coordinadora.
Y continuó: “Todas esas muestras de la placenta que llegan al Banco de Tejidos tienen que venir refrigeradas en una conservadora porque hay que mantener la cadena de frío. Y una vez que llega al banco se hacen todos los registros, tomamos el tejido, ingresamos al área de procesamiento, que es un área estéril, que cumplimos con todos los requisitos que te solicita Incucai para este tipo de procedimiento”.
Una vez que el tejido ingresa a este sector, se hace un lavado con solución fisiológica estéril y después del lavado se le hace un tratamiento antibiótico que dura 24 horas.
“Este tratamiento es una mezcla de varios antibióticos que se hizo en conjunto con el servicio de bacteriología del Laboratorio de Alta Complejidad de Misiones (Lacmi). Al día siguiente, tomamos este tejido, lo sacamos de la mezcla de antibióticos y se vuelve a realizar un lavado. Ahí se separa lo que es la membrana de la placenta y empezamos a maniobrar solamente la membrana”, explicó la farmacéutica.
Consultada respecto a cuantos parches estiman elaborar por cada donación de placenta explicó que “depende porque como producto final de todo el procedimiento, los parches de tejidos para quemados que son de mayor tamaño, varían justamente dependiendo de la superficie pero casi siempre son entre 50 y 180 centímetros; y los parches para oftalmología que son de 4 por 4 centímetros”.