En tanto, la expareja del imputado, identificado como Luciano Sebastián Calvo (38), lo consideró un “monstruo” y reveló que durante la relación con él sufrió distintos episodios de violencia de género.
Fuentes judiciales informaron a Télam que el juez Criminal y Correccional 25 porteño, Alejandro Villanueva, hizo lugar al pedido realizado por la Unidad Fiscal de Flagrancia Oeste, a cargo del fiscal Sebastián Corral Galvano, y dictó su prisión preventiva por “abuso sexual con acceso carnal, privación ilegal de la libertad, lesiones agravadas, desobediencia y resistencia a la autoridad”.
Tras ello, el magistrado se declaró incompetente en el caso y remitió el expediente a la justicia nacional.
En ese marco, Laura, expareja del acusado, dijo al canal Telefe que Calvo “es una persona violenta”, aunque no creyó que fuera “capaz de llegar a secuestrar a alguien tanto tiempo, abusar y golpear”.
“La última vez que lo vi me tuvo un día y medio encerrada, me quitó el celular y por suerte logré volver a mi casa. Habíamos tenido situaciones de violencia, uno de los vidrios que está roto en la pieza de él lo rompí yo pataleando tratando de irme, pidiendo auxilio pero nadie me escuchó”, recordó.
En esa ocasión, ocurrida en diciembre de 2022, la mujer pudo salir del lugar porque le dijo que se tenía que ir a trabajar y le devolvió el teléfono, tras lo cual decidió “no verlo nunca más”.
“En 2019 le hice una denuncia porque me había quitado el celular, volví a la casa de él con policías, él me sorprendió, salí corriendo de la casa y por suerte la policía lo detuvo y por pedido de él no ratifiqué la denuncia”, contó Laura, quien conoció a Calvo “en el trabajo” y estuvo “de novia muchos años”.
Según la víctima, la relación “pasó a ser muy sofocante” ya que le “hacía videollamadas todo el tiempo” y que pensó que “sus celos eran por amor”.
“Pasé muchas situaciones violentas, no me llegó a dar una paliza, pero sí trató de ahorcarme o darme una trompada”, sostuvo y concluyó: “La verdad que no se que lo llevó a ser tan monstruo, últimamente era un monstruo y me pone triste lo que le pasó a esa chica porque se cómo es él enojado, es un monstruo”.
El hecho ocurrió el martes y se descubrió por el llamado de un vecino al 911 que reportaba un presunto caso de violencia de género en una casa de la calle Pareja al 4500.
Oficiales de la Comisaría Vecinal 11 B de la Policía de la Ciudad fueron hasta allí y tocaron el timbre, pero en un primer momento desde el domicilio no tuvieron ninguna respuesta y todo aparentaba estar en silencio.
Consultados los vecinos, a ellos les resultó extraño ya que señalaron al residente de esa casa como un hombre “ruidoso, conflictivo y violento”.
Entre ellos, una persona admitió haber sido quien realizó el llamado al 911, al escuchar gritos de una mujer suplicando que la dejaran de golpear.
Ante tal panorama, los policías consultaron al fiscal Corral Galvano, quien ordenó el envío de especialistas de la Superintendencia de Violencia Familiar y de Género de la Policía de la Ciudad.
Al lugar arribó una comisión de la División Protección Familiar Área Oeste, el sector especializado para estos casos de la policía porteña.
Tras una revisión general, uno de los policías levantó una persiana maltrecha del frente de la casa, y pudo ver a un hombre con el torso desnudo y a su lado una mujer, con el cuerpo y el rostro con lastimaduras visibles y con una mochila en la espalda.
Según las fuentes, la mujer, al ver al policía, quebró el silencio con un grito de auxilio desesperado: “Ayúdeme a salir”. El hombre, por su parte, intentó evadir la situación e intentó que los policías se retiraran del lugar.
Ante la urgencia, el personal policial ingresó a la casa, rescató a la mujer y detuvo al hombre.
Una vez que la mujer fue liberada y quedó a resguardo, contó que hacía tres semanas que estaba cautiva por el dueño de esa casa y que en ese lapso había recibido golpizas y abusos sexuales reiterados, el último de ellos a primera hora de ese mismo día.
Otra fuente de la investigación contó a Télam que la mujer estaba en situación de calle y había ido voluntariamente a la casa del imputado, pero a través de “un engaño”.
“Este hombre le dijo que le iba a alquilar una habitación. De esa manera logró que entrara a la vivienda”, explicó la fuente consultada.
La mujer, contenida por personal especializado, fue trasladada por el Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME) al Hospital Vélez Sarsfield, donde fue sometida a los tratamientos y controles para este tipo de casos de delitos sexuales.
El agresor quedó detenido y la fiscalía pidió realizar un allanamiento en el domicilio donde vivía solo.
El Juzgado 25, a cargo de Villanueva, ordenó el procedimiento, que se concretó el miércoles último, por parte de la División Delitos contra la Integridad Sexual de la Policía de la Ciudad, y por expertos de la Policía Científica.
Allí, lo oficiales secuestraron un teléfono celular marca LG, perteneciente al imputado, un juego de sábanas con aparentes restos de semen de la cama del dormitorio del acusado y un DNI de una mujer, que ahora los investigadores intentan saber si pudo ser de una víctima anterior.
Hecha la consulta judicial, se ordenó el secuestro de esos elementos y la derivación de la sábana a la División Laboratorio Químico, para las pericias.
Voceros policiales indicaron que por lo que consta en los registros Calvo no cuenta con antecedentes por delitos sexuales y agregaron que, si bien en alguna ocasión fue denunciado por lesiones o amenazas, no cuenta con condenas en esos expedientes.