En el afán de querer dejar el cigarrillo definitivamente, muchos fumadores recurren a distintas prácticas y cambios de hábitos que, según el imaginario popular, contribuyen a eliminar las ganas de seguir consumiendo tabaco. Algunos cambian el “pucho” por un excesivo consumo de golosinas y comidas en general; y en los últimos años, la aparición del cigarrillo electrónico se convirtió en una opción al que muchos recurren, pero que según un estudio presentado durante un Congreso de Salud en Italia, es mucho más nocivo que el cigarrillo tradicional.
Entre los datos revelados, informan que los cigarrillos electrónicos con nicotina causan rigidez arterial y aumentan la presión y frecuencia cardíacas, lo que se asocia con un mayor riesgo de ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares (ACV).
Lo cierto es que independientemente de los riesgos, el número de consumidores de tales productos aumentó en los últimos años, debido a que son considerados como casi inofensivos, porque la industria los comercializa como una forma de reducir el daño y ayudar a las personas a dejar de fumar tabaco.
Si bien en Argentina está prohibida la venta, varios son los comercios que los exponen al público producto de la falta controles al respecto.
¿Qué se debe hacer? Es un interrogante que comienza a sonar nuevamente en los fumadores al momento de seguir consumiendo tabaco u optar por el producto electrónico, ya que para muchos la última opción fue considerada como la mejor, entre otras alternativas.
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