Las amigas del dueño detectaron su presencia en la sala velatoria tiempo después de que había sido dado en adopción a una familia que no lo cuidó y lo dejó escapar. Negro volvió al lugar a donde habían velado a su amo en julio del año pasado y la historia recuerda a lo que sucedió con Capitán, el perro carlospacense que se instaló a vivir en el cementerio cerca de la tumba de su dueño y hoy tiene una estatua que lo recuerda.
Diego, el dueño de Negro, murió imprevistamente y no tuvo forma de planear qué pasaría con Negro y sus otros animales.
Dos proteccionistas armaron un curriculum vitae para que Negro consiga una nueva familia que lo adopte.
Según informó El Trece, en el CV se cuenta que el perro fue dado en adopción a una familia que lo maltrató y después lo abandonó en la calle. Fue en ese momento cuando decidió buscar al único conocido que tenía, llegando al lugar donde habían velado al hombre que lo había rescatado en 2016, cuando tan solo tenía unos meses de vida.
Una de las amigas, llamada Victoria Per, afirmó: “Para Diego, los perros eran su vida y fueron ellos quienes lo cuidaron en sus últimos minutos. Sufría de presión alta, nadie lo sabía, y en julio de 2021 murió en su cama rodeado de ellos; lo encontró la Policía en un allanamiento que pidió la familia porque no contestaba el teléfono”.