El nivel del lago San Roque se encuentra por encima del promedio histórico para esta época del año debido a las lluvias que se registraron en el mes de octubre y noviembre de este año. Sin embargo, la imagen que devuelve, sobre todo en la zona céntrica de Carlos Paz, parece empeorar año a año. Una pregunta recurrente es: ¿cuánto es el volumen real de almacenamiento del embalse y cuánto disminuye por la sedimentación que se acumula en su fondo?
Debido a este fenómeno, Carlos Paz Vivo! consultó a Marcelo García, docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC e investigador del Conicet, quien brindó detalles sobre la situación del lago en relación a la reducción de su capacidad de almacenamiento por los sedimentos aportados desde la cuenca.Tanto la deforestación como los incendios que se producen en la misma, generan un exceso de producción de sedimentos en la cuenca. Posteriormente, explicó cómo puede controlarse de manera eficiente el exceso de sedimentos que provienen principalmente del río San Antonio.
“Estudios batimétricos realizados en el Embalse San Roque, muestran que el lago ha perdido aproximadamente el 15% de su capacidad de almacenamiento desde la construcción del dique, debido a sedimentos que han sido transportados por los principales tributarios o ríos”, explicó García en diálogo con este medio.
Cabe destacar que los estudios batimétricos son estudios experimentales que se hacen con sondas, con las cuales se va relevando el volumen que tiene el embalse.
Según señaló el investigador, el río que más aporta sedimentos al lago San Roque, es el San Antonio.
“Cuando el nivel del embalse es bajo, el depósito de sedimentos se puede observar hasta aproximadamente la zona de Bahía de Gitano”, destacó García.
Y continuó: “Los otros ríos tributarios del lago como los arroyos Las mojarras y Los Chorrillos y el río Cosquín, no presentan ese efecto de sedimentación tan grande”.
Tipos de transporte de sedimento
¿De dónde provienen esos sedimentos? “Provienen de la cuenca de aporte de aguas”. Por tal motivo, según sostuvo García, “para hacer un manejo integrado de esos sedimentos, hay que tener en cuenta toda la cuenca”.
Lo anterior, debido a que “el sedimento se empieza a mover en distintas partes de la cuenca (alta, media y baja) por algún mecanismo de transporte, ya sea crecida o lluvia intensa. El sedimento llega así al cauce del río, y después este lo transporta al lago”.
Respecto a las formas de transporte del sedimento, expresó: “Una es transporte en suspensión, que transporta los sedimentos más finos, y la otra es por el fondo, del material más grueso (arena), que generalmente se da en formas de dunas que se van moviendo en la profundidad del río”.
El sedimento que mayor impacto tiene en la disminución del volumen del embalse es el material grueso.
Un claro ejemplo del impacto del sedimento más grande en el lago, fue cuando en las dos últimas temporadas, luego del periodo de las lluvias, el nivel del Embalses bajó de manera significativa, y se vieron dunas desde el Puente Masilla hacia aguas abajo.
“Se trata de las dunas que se generaron en una de las últimas crecidas importantes que se produjo en marzo de 2020 y marzo de 2022, crecidas con aportes significativos de agua y sedimentos en forma de duna”, detalló García.
Luego, aclaró:”Después de esas crecidas no hubo ninguna otra importante que pudieran modificar esas dunas. Esas dunas habían llegado hasta la zona que está instalado el Cuerpo Especial de Policía de la ciudad”.
Deforestación e incendios
En relación a la causa de las grandes cantidades de sedimentos, García sostuvo: “En el estado original de la cuenca, el transporte de sedimentos de la cuenca, de los ríos hacia el lago, era menor, pero con los efectos de la deforestación en la cuenca por la urbanización, etc, los incendios que se producen, entre otros factores, se pierde la cubierta vegetal, que es la que frena la velocidad del agua, y a su vez cubre los suelos”.
Por lo tanto, si en esa vegetación, “los suelos están desnudos y el agua corre a gran velocidad, lo que produce una gran erosión del suelo. Son los efectos del deterioro de la forestación”, aseveró.
Cómo mitigar los efectos de la sedimentación en el embalse.
Es menester evaluar qué hacer con los sedimentos una vez que están en el embalse y tratar de prevenir para que no sigan llegando en grandes cantidades.
“Una vez que los sedimentos llegan al embalse, es muy poco eficiente moverlos, porque el embalse del lago San Roque tiene una capacidad de 200 hectómetros cúbicos, que son 200 millones de metros cúbicos. Es decir, si quisiéramos recuperar el 1% de esa capacidad, necesitaríamos remover 2 millones de metros cúbicos de sedimentos”, expuso García.
Para ilustrar la dificultar de remover los sedimentos que llegan al lago, añadió: “Un camión lleva alrededor de 4 metros cúbicos. Entonces tendríamos que mover 500 mil camiones para recuperar solamente el 1% de la capacidad del embalse. Para recuperar el 5%, serían 5 millones de camiones. Eso lo convierte en una tratamiento muy poco eficiente”.
¿Extracción de sedimentos para la construcción?
Dada la situación, lo que se recomienda en este caso, según el investigador, “es tratar de evitar que ese sedimento llegue, y para eso hay que mantener la cuenca forestada y utilizar permisos para extracción de áridos, en las zonas donde los áridos presentan mayor calidad, donde todavía no están mezclados con el sedimento fino que viene en suspensión al lago. El que no está mezclado, es el sedimento útil para la construcción”, explicó García.
Y concluyó: “Hay que habilitar solo la cantidad de sedimentos que trae el río. Si habilitamos más, podemos deteriorar la calidad del río”.