Vanina Alamino (35) nació en Laboulaye y a los cinco años su familia se radicó en Carlos Paz. Es bioquímica, doctora en Ciencias Químicas y trabaja como profesora asistente del Departamento de Bioquímica Clìnica de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC.

Junto a un grupo de profesionales, entre ellos varios investigadores del Conicet, forma parte del proyecto Vacunate Argentina, que tiene como principal objetivo incentivar a los ciudadanos a que se inscriban y reciban las vacunas contra el coronavirus.

“Las personas que integran el equipo de trabajo son investigadores, becarias y becarios de CONICET del área de investigación y docencia en Inmunología de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC. También forman parte como miembros, adherentes o titulares y de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Inmunología”, explicó la científica a Carlos Paz Vivo.

Sobre la importancia de la inoculaciòn de la población en el marco de la pandemia, sostuvo: “Las vacunas nos protegen desde hace más de un siglo, habiendo permitido la erradicación (viruela) y eliminación de diferentes continentes (poliomielitis, sarampión, rubéola) de enfermedades infectocontagiosas que eran un flagelo para la humanidad”.

Y acotó: “Hoy, son la dosis de esperanza para volver a la ‘nueva normalidad’. Todas las vacunas contra COVID-19 disponibles en nuestro país son seguras y protegen de enfermedad severa. Las vacunas que se están aplicando funcionan, por lo que si te preguntás, ¿cuál es la mejor? la respuesta es: “la mejor vacuna es la que te toca””.

Alamino sostuvo que “las vacunas son muy eficaces” pero a raíz de la circulación del virus en la actualidad, es importante continuar con las medidas de prevención para evitar el contagio. “Uso correcto del cubreboca, distanciamiento social y ventilación de espacios cerrados. Todo esto en conjunto ayudará a disminuir la circulación viral hasta tanto alcancemos la inmunidad de rebaño”, enfatizó.

-Hay muchas personas no confían en las vacunas porque se desarrollaron en poco tiempo ¿Es infundado ese temor?

-Las vacunas son medicamentos y, como todo medicamento, están sujetas a las diferentes fases de ensayos experimentales que deben superar para poder ser aprobadas. Al respecto, cuando pasan exitosamente los ensayos de fase III, donde se comprueba que tienen la eficacia y, sobre todo, la seguridad suficiente, se aprueba su uso y comercialización. En el momento en el que se comienza a utilizar en la población, empieza la fase IV, que se denomina de fármaco-vigilancia. En esta fase se vigila la aparición de efectos adversos que puedan tardar mayor cantidad de tiempo en manifestarse. En caso de detectarse, el medicamento o vacuna es inmediatamente retirado del mercado. Estos controles se aplican no sólo para las vacunas, sino para todos los medicamentos en desarrollo y que se aprueban para su uso en humanos. En el caso de las vacunas contra COVID-19, por la necesidad y urgencia mundial, todos los plazos de desarrollo de estas fases se acortaron significativamente. Esto no significa que se hayan “saltado” etapas, sino que, al estar todo el mundo abocado al mismo tema, se aceleró el proceso. Ha sido un hecho histórico que ha permitido contar con vacunas para combatir la pandemia en un tiempo récord. Las vacunas ya se están aplicando de manera masiva a toda la población adulta en casi todos los países del mundo, ya se han vacunado millones de personas, y los posibles efectos adversos raros o poco frecuentes no se han reportado con prevalencias significativas. Esto indica que los resultados de seguridad de fase III se confirman en la Fase IV o Farmacovigilancia, y reafirma que las vacunas que se están aplicando en nuestro país son muy seguras y altamente eficaces.

-¿Se pueden combinar dosis de diferentes vacunas? ¿Hay resultados de distintas vacunas combinadas?

 –Ante la situación de falta de disponibilidad de vacunas, cobra particular importancia la exploración de diferentes combinaciones para ayudar a que los programas de inmunización sean más flexibles e incluso pudiesen ofrecer la posibilidad de mejorar “la inmunidad a largo plazo” utilizando diferentes plataformas. En este sentido, actualmente, hay colaboraciones entre distintas industrias farmacéuticas para estudiar esta posibilidad. Por ejemplo, el uso combinado de AstraZeneca y Sputnik V, o AstraZeneca y Pfizer. Recientemente, se han conocido los resultados preliminares de un ensayo clínico realizado en España (CombiVacs) que combina la primera dosis de AstraZeneca con la segunda de Pfizer, en el cual se observó que la vacunación mixta es altamente inmunogénica y no presenta efectos adversos postvacunación diferentes a los ya comunicados con el esquema tradicional. Estos datos son muy prometedores y sugieren que el esquema mixto podría proporcionar niveles de anticuerpos más altos y una respuesta celular potenciada, que al aplicar dos dosis de la misma vacuna. En Argentina, debido a que a la fecha aún no hay datos publicados de combinaciones entre las vacunas disponibles en nuestro país, se debe completar el esquema con la misma vacuna con la que se inició. A medida que se vaya generando evidencia científica, las recomendaciones podrían ir cambiando. De hecho, recientemente se ha convocado a científicos, instituciones sanitarias y gubernamentales de nuestro país a realizar los estudios de seguridad y eficacia de combinaciones entre AstraZeneca, Sputnik V y Sinopharm, de manera inminente. Luego de tener esa evidencia, y la que provenga de otros estudios en marcha en el mundo, y siempre y cuando dicha evidencia científica asegure que las combinaciones son seguras y eficaces, las autoridades sanitarias podrían permitir las combinaciones entre vacunas, que es algo sumamente necesario en el contexto actual mundial.

– ¿Qué porcentaje de la población tendría que vacunarse para llegar a la inmunidad colectiva o de rebaño?

 –Para comenzar, sería importante aclarar que se llama “inmunidad de rebaño” a la protección indirecta colectiva contra una enfermedad que se consigue cuando un gran porcentaje de la población se encuentra vacunada, es decir protegido por vacunación. En general, los porcentajes de vacunación necesarios para adquirir la inmunidad de rebaño son variables pero van desde el 60-70% hasta, idealmente, un 95%. Justamente es esta inmunidad de rebaño la que previene que la infección por un microorganismo se disemine en la población, ya que al haber una gran proporción de individuos protegidos por vacunación, no encuentra suficiente cantidad de huéspedes susceptibles para poder replicarse eficientemente y diseminarse. Es por ello que la vacunación es un acto de compromiso social, ya que al vacunarnos no sólo nos beneficiamos individualmente, sino también contribuimos a generar esta inmunidad de rebaño que va a proteger a todas las personas que no pudieron vacunarse o que no desarrollaron una buena respuesta inmune tras la vacunación, tal como los inmunocomprometidos, personas con enfermedades crónicas, ancianos, niños, etc.

-¿Y en el caso del Covid-19?

Para el caso de SarsCoV-2 (virus causante de COVID-19), inicialmente se ha estimado que sería necesario entre un 60-70% de la población vacunada para asegurar la inmunidad de rebaño. Pero esto aún no está firmemente establecido y es un área de investigación en curso muy activa. Hay muchos factores que se ponen en juego y dificultan alcanzarla, como ser la distribución desigual de vacunas a nivel mundial, la aparición de nuevas variantes o mutaciones, entre otros. Sin embargo, los resultados obtenidos en poblaciones con alto nivel de vacunación son muy alentadores, porque demuestran que el número de contagios disminuye sustancialmente y, sobre todo, se evita un gran número de casos graves y de muertes.

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