El sacerdote Guillermo “Quito” Mariani, quien falleció este jueves a la madrugada, a sus 93 años, fue un hombre coherente con sus pensamientos, “como pensaba, actuaba”, además, “fue un referente en distintos ámbitos, generando espacios de conversación, culturales y de toma de conciencia en múltiples aspectos”, manifestó Jorge” el Negro” Valdivia a Carlos Paz Vivo!, hacedor cultural de eventos populares de Punilla, quien conocía muy bien al cura.
La tristeza es grande para Valdivia; Mariani ya no podrá asistir al Encuentro Nacional Cultural de San Antonio de Arredondo cuando se levante la pandemia, un evento que él organiza desde hace 30 años, (comenzó en 1991) y en el cual el sacerdote participaba en calidad de público o como protagonista de charlas inolvidables.
En relación a sus charlas en el Encuentro, Valdivia recordó: “Mariani tocaba temas comprometidos y a veces conflictivos por su postura, pero siempre necesarios. Presentó sus libros polémicos, y siempre habló de la problemática social y cultural de su entorno”.
En junio de 2004, Mariani dio a conocer su autobiografía titulada “Sin tapujos, la vida de un cura” donde narró los momentos más relevantes de su vida. Entre ellos, relató sus experiencias sexuales, lo que generó a nivel mundial una profunda polémica sobre el celibato sacerdotal.
Además editó cinco libros de poemas y otros de reflexiones sobre diversos temas y diversos textos. En 2006, presentó su libro “La gran máscara”, donde con estilo novela, volvió a cuestionar la hipocresía y la severidad de la Iglesia respecto a los temas que giran en torno a la sexualidad.
El “Negro” Valdivia contó además que Quito Mariani era muy amigo del padre Víctor Acha, fallecido el año pasado. “Hasta el momento en que murió Acha, hacían juntos un espectáculo donde conversaban, con música, muy lindo, en el que también participaba el periodista Mariano Saravia”, destacó.
Mariani estuvo 39 años al frente de la Parroquia Nuestra Señora del Valle, popularmente conocida con el nombre de “La Cripta”, en Villa Belgrano, donde permaneció hasta su renuncia en medio de un enfrentamiento con el arzobispo Carlos Ñáñez por la publicación de su autobiografía.
Sobre esto, Valdivia expresó: “Hizo un gran trabajo en La Cripta, quedaron allí las famosas “Peñas de la Cripta“, un evento cultural popular importante y aunque fue apartado de la Iglesia por el problema que tuvo, nunca dejó de ejercer su vocación y daba misas en plazas, clubes, donde fuera posible”.
Por último, en torno a su legado, dijo: “Nos quedará su sabiduría, generosidad, su forma de pensar y su coherencia”.