A Franco Amaya (19) lo mató un policía en el cruce de las calles Alem y Los Gigantes, en Carlos Paz. Fue una noche calurosa de verano, el 22 de febrero de 2017. En un control policial, uno de los uniformados abrió fuego contra Franco, que venía en una motocicleta que manejaba un primo. Los efectivos no llamaron a una ambulancia y Franco ya estaba muerto cuando llegó al hospital Sayago.
El caso de Blas Correas, el adolescente de 17 años que fue asesinado por una bala policial en la madrugada de este jueves en la ciudad de Córdoba, tiene muchos paralelismos con el crimen de Franco.
Lo que se sabe hasta el momento es que en cercanías de la Plaza de las Américas, desde un control policial se abrió fuego contra un Fiat Argo, en el que se trasladaban cinco jóvenes que, según los primeros indicios, escapaban de un altercado con dos mociclistas. En ese auto, en la parte trasera, iba Blas. Al llegar al control, según el relato de los jóvenes, tuvieron miedo de que los hubieran denunciado los motociclistas y quisieron evadir el retén. Fue allí que al menos dos policías abrieron fuego contra el auto.
Los amigos de Blas intentaron llevarlo a una clínica, en donde no quisieron atenderlo, y cuando iban al Hospital de Urgencias fueron interceptados por un móvil policial. Blas ya había muerto.
Franco Amaya y una sola condena
En el caso de Franco Amaya fueron detenidos y procesados dos policías. En el juicio, el autor del disparo, Rodrigo Velardo Bustos, recibió una pena de 12 años de prisión, mientras que su compañero y oficial a cargo del control, Ezequiel Villagra, fue absuelto.
Para su madre, Laura Cortéz, fueron condenas irrisorias.