La fecha recuerda a la Inmaculada Concepción de María y también es elegida para “decorar” la Navidad con sus motivos característicos: el arbolito que guarda el pesebre donde Jesús nació rodeado de animales y pastores. Religión, tradiciones y costumbres en una fecha.
En realidad, el conjunto de símbolos que rodea a la Navidad por estos pagos parece ser el fruto de una mezcla de costumbres, religiones e ideologías. La Inmaculada Concepción de la madre de Jesús no tiene una relación estrecha con el árbol de Navidad y, por otra parte, desde la Iglesia Católica recuerdan que las luces y bolas brillantes que adornan el arbolito no deben opacar lo más importante que es el pesebre, lugar elegido por Jesús para nacer sin ruidos ni pompas, en la pobreza más absoluta mientras los más humildes venían a recibirlo y esos magos, estudiosos de los cielos, llegaban con regalos guiados por la estrella de Belén.
Qué dicen las tradiciones
Armar el árbol de Navidad parece tener origen en costumbres de los pueblos celtas. Llegado el invierno, estos pueblos acostumbraban adornar una rama de roble que había perdido sus hojas por el invierno. En la tradición, esas hojas eran reemplazadas por adornos con la ilusión de un buen tiempo de sol para cuando llegara. También impusieron la costumbre de poner regalos al pie del árbol durante el solsticio de invierno, diciembre para estas pampas.
Los cristianos tomaron aquella tradición con otras especies arbóreas, la leyenda dice que Martín Lutero, padre de la Reforma, hizo nacer la costumbre del arbolito allá por el 1500, con un pino.
Dicen que Lutero volvía a su casa en la noche, entre la nieve, y mirando el cielo se sorprendió del brillo de las estrellas entre los árboles. Al llegar a su casa, quiso reproducir esa imagen y colocó una rama de pino con artificios que le permitieran sostener velas encendidas, aquellas estrellas que lo admiraron entre los árboles.
A tres siglos de la proclamación del Día de la Inmaculada Concepción
Recién el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus, Pío IX proclamó que María “por un privilegio único, fue preservada de la mancha original desde el primer instante de su concepción”. Ese dogma de fe establece eso, precisamente, que la madre del hijo de Dios fue preservada del pecado original desde el primer instante de su existencia.
La relación con el armado del arbolito y el pesebre con este día 8 de diciembre no tienen, sin dudas, una relación directa sino puramente azarosa. Los cristianos si, se hallan en tiempo de Adviento, un tiempo de preparación para la Nochebuena, uno de los momentos más simbólicos del calendario católico.
En el marco de ese tiempo, se recuerda que el árbol de Navidad tiene su simbolismo y también el pesebre, los dos son importante: “El árbol de Navidad tiene que estar, pero también tiene que estar el pesebre. Las dos cosas. El pesebre es signo del nacimiento del hijo de Dios, y el arbolito, signo de vida. Ese árbol, que ahora está vivo, después será leño para ser convertido en la cruz donde morirá Cristo”, se explica.
Las fiestas para muchos no significan momentos de felicidad, sean o no cristianos, por el contrario, parecen consolidar sentimientos de soledad y pesadumbre frente a un tiempo que se va sin remedio. Los símbolos ayudan a reflexionar sobre muchas cosas y, quizás, a salirse de los símbolos para ver qué cambios puedan alumbrar la vida propia y derramarse en las de los demás.