Fernanda Moyano está libre. Desde fin del año pasado gozaba del beneficio de la prisión domiciliaria, podía estar con su familia, con su hijo discapacitado visual, pero no tenía permitido salir del perímetro de su casa. Desde este miércoles en que la Justicia Federal decidió otorgar la libertad a todos los imputados en la causa de la Clinica del Cannabis, ella y los otro siete detenidos fueron excarcelados aunque sigan imputados.
En diálogo con Carlos Paz Vivo!, Fernanda Moyano sostuvo que no se arrepiente de su militancia y su trabajo en pos de asegurar la llegada del cannabis medicinal a quienes no tienen el dinero ni la forma de conseguirlo por las vías que hasta hoy se permiten y que caen sin otra alternativa en la importación del producto y su encarecimiento. El médico Carlos Laje era la cabeza de las clínicas que distribuían el aceite a distintos putos del país.
-¿Se esperaba quedar libre antes de Semana Santa?
-La verdad es que no me esperaba la noticia. Sabía que eran las últimas semanas, pero la libertad me sorprendió porque era para la semana próxima o la otra. Sigo imputada. Estamos todos imputados, todos los que estuvimos detenidos salimos bajo fianza hasta el día del juicio. Y, por como viene la mano lo que está claro es que que hay que luchar es para que el juicio se caiga.
Según Moyano, lo que para la Justicia provincial es narcotráfico, para la Federal es otra cosa. “Quisieron armar una causa y han metido gente a los manotazos”, sostuvo la mujer que permaneció 74 días alojada en el penal de Bouwer.
En agosto de 2017, un comando de la Fuerza Policial Antinarcotráfico entró a allanar su casa. La llevaron detenida y a las pocas horas la trasladaron a Bouwer.
-¿Cómo fue su paso por la cárcel?¿Qué sensación le trae recordar esos días?
– Cuando me detuvieron en el allanamiento, que fue brutal, en el traslado me iban diciendo que me quedara tranquila, que en un par de horas salía. Recién cuando estuve en la Fiscalía me enteré de que tenía pedido de traslado para Bouwer. Esto implicaba el imaginario que uno tiene con el sistema penitenciario. Llegar ahí y convivir durante 78 días con ese sistema, fue bastante duro. Uno puede imaginarse cualquier cosa pero superó mucho más la imaginación, es un centro de tortura.
– ¿Tortura psíquica o física?
– De las dos formas. Se hace un trabajo psicológico para que creas que nos sos vos mismo. Es increíble. Y físico también, porque primero que uno entiende el negociado que hay con las farmacéuticas, te dan pastillas tienen a las internas drogadas para que no jodan. Todavía se usa la cama de sujeción que viene de la época de la dictadura.
-Y en el terreno personal, ¿cómo lo vivió?
– Fue lo más duro de pasar. Estar ahí adentro y pensar en lo que estaban pasando ellos, mi familia. Tener que visitar a su mamá una vez por semana, pasar el día de la madre sin mí. A la vez digo que mis hijos han sido unos valientes, unos guerreros, se han comportado como adultos. La pasaron mal. Conmigo, en prisión domiciliaria, tampoco la estaban pasando tan bien, no fui a los actos escolares, a la cena de fin de curso de uno de mis hijos que egresó… Fue un proceso bastante duro.
-Se arrepiente de algo, de lo que la llevó a estar presa?
– La verdad es que no sé. Después de 7 meses de haber pasado lo que pasé, a la distancia y después de tanto tiempo y darme cuenta que me llevó ahí, y de que es una causa totalmente armada, no me arrepiento. En un momento sí me arrepentí, pero después de pensar, me retracté. No entré por matar ni violar a nadie, entré por defender un derecho que es constitucional y no me arrepiento. Vamos a luchar por el autocultivo, es lo principal. Cuando nos subimos al colectivo fue nuestra primera lucha. Éramos la opción de quienes no se animaban a cultivar por temor a ir presos porque intervienen intereses muy poderosos contra el cannabis medicinal.